Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Entrevistas ¿preliminares?
Norma Ferrari

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Buenas tardes, hoy nos acompaña Norma Ferrari

NF: Buenas tardes. En principio les quiero agradecer la invitación a todos los integrantes de la comisión organizadora, porque estas oportunidades nos permiten revisar o a veces trabajar por primera vez, algunas cuestiones de la práctica analítica. Me parece que cuando esto se hace en compañía de otros que comparten esa práctica, se obtiene una riqueza que no surge a partir del pensamiento o la reflexión a solas.

Por el tiempo corto que disponía entre la invitación y la fecha de esta conferencia, traté de buscar algún tema que ya hubiera trabajado. Contaba para este tema con un artículo que había escrito para una revista de psicoanálisis y con dos clases que presenté en un seminario de postgrado en la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires...

Pero más allá de la comodidad que me dio encontrar algo ya trabajado y que además no estaba en el programa de este ciclo, me di cuenta que la cuestión de las entrevistas preliminares tanto en sus particularidades como específicamente en lo que marca el pasaje de las entrevistas al análisis, sigue siendo para mí un punto de trabajo en curso, cada vez que como analista tengo que dar ese paso, y también en los intercambios con otros analistas.

Tema entonces en constante revisión. Una de las razones de esa revisión tiene que ver con lo que en el dispositivo analítico tiene bastantes posibilidades de dogmatizarse, de obsesivizarse o de alguna manera, burocratizarse.

¿Qué quiero decir con esto? Me parece que los términos con los que nos manejamos en el dispositivo, (frecuencia de las sesiones, horarios, enunciado de la regla fundamental, manejo del tiempo de la sesión, la cuestión de los honorarios, las ausencias, las vacaciones, etc. ) a veces se "congelan", se adormecen, dejan de tener potencia, eficacia.

Considero que es justo ahí el lugar donde estar advertidos e ir contra corriente de esa tendencia.

La primera vez que participé en este ciclo, vine a escuchar a Michel Sauval, que en ese momento trabajó "Deseo del analista y dinero", Además de que me gustó su presentación, me pareció interesante cómo trabajó los términos en los que ustedes lo convocaron.

Cuando salíamos le dije que me había gustado mucho y en lo que me respondió, me pareció escuchar una suerte de método: cuando es invitado a algún lugar, lo primero que hace es prestar atención a de qué manera se lo convoca y bajo qué título, lo cual le ha permitido efectuar productivos trayectos. Bueno…….me pareció un buen método!!

Voy entonces a comentarles mi trabajo sobre el título que nos convoca: "La clínica hoy." Después daré un segundo paso hacia "Entrevistas preliminares hoy".

"La clínica hoy" me abrió dos vías primeras de trabajo y reflexión.

Una vía dice de lo mismo y otra de lo diferente o de lo nuevo.

En la vía de lo mismo, anotaría lo siguiente: en cuanto a la estructura del sujeto y a la del lenguaje, se podría decir que hay cuestiones que son ineliminables.

Si se piensa la apertura y cierre del inconsciente, el malentendido que porta la palabra, la dimensión de la falta inserta en el lenguaje, son cuestiones a las que se va a registrar, - éstas y muchas otras, sólo las estoy dando como un ejemplo – se las va a verificar en todo tiempo, porque son ineliminables de aquello que es lo que vamos a escuchar cuando un sujeto acude al analista.

En la vía de lo nuevo puedo anotar las presentaciones, los modos de presentación de los cuadros clínicos: anorexia, bulimia, "ataque de pánico", cuadros que muchas veces encontramos asociados a la histeria, o a la fobia pero que aparecen nombrados, presentados de este modo. A veces es el propio paciente que consulta porque tiene "un ataque de pánico", nombrando de este modo su padecimiento. Me parece que ese tipo de presentaciones y sus nominaciones portan la marca de lo epocal.

El síntoma, además de su dimensión singular, participa de lo social, en la presentación y en lo que toma del texto del discurso social aquel que acude al analista, a veces para nombrarse, otras para decir cuáles son las cuestiones que le aquejan. Circulación discursiva en lo social que aparece en los modos de presentación.

También me parece que hay algo de lo diferente o nuevo en el aumento de número de casos en los que aparece alguna de las diversas formas de la adicción, de la toxicomanía.

Entonces, por esta vía que dice de lo mismo y por la que dice de lo nuevo voy hacia el concepto de repetición: en la clínica analítica, algo se repite.

Algo se repite que cada analista constata en el caso por caso.

Y en ocasiones como éstas, eso que cada uno constata caso por caso, puede de algún modo, al comunicarlo, intentar producir alguna huella, alguna marca que a otro – o a quien comunica - lo haga interrogarse, volverse sobre alguna cuestión, que, sin ese lazo que instala una de las versiones de lo colectivo, esa marca, esa huella, sería mucho más difícil de instalar,de producir.

Hablando con una amiga, Patricia Tetelbaum, respecto a la invitación a este ciclo, me comentaba que ella hacía 10 años había organizado junto con otros analistas en el Círculo Freudiano, unas jornadas con este mismo título: "La clínica hoy". Algo de esto se podría pensar como una suerte de inercia, de más de lo mismo, o de cuestión que cíclicamente insiste en el mismo lugar.

Considero que ahí también se puede encontrar una marca de una clínica que se diga analítica.

¿Qué quiero decir? En relación a un caso, la tarea del analista sigue la lógica del aprés coup..

Cuando trabajamos conceptos, también lo hacemos en un segundo tiempo, volviéndonos sobre lo que en la clínica acontece, obstaculiza, se detiene. Es la clínica la que nos indica, como una linterna, qué textos trabajar, qué problemáticas pensar, revisar, reformular.

Y todas estas cuestiones están atravesadas por la época.

El ciclo que ustedes titulan La Clínica Hoy, podría ser de convocatoria a los analistas, en cualquier momento del trabajo de los analistas, porque me parece que es una tarea ineludible estar pendientes de qué se trata la clínica hoy – cualquier hoy del que se trate - justamente en este punto donde el caso por caso y la doctrina analítica están atravesados por lo epocal.

Siguiendo a Lacan: cada analista es dos : uno para producir efectos y otro para teorizarlos.

Respecto a las entrevistas preliminares, intentaré ubicar si se puede decir algo respecto a su "hoy".

Lo que ubico de más relevancia para este punto es lo que concierne a la autorización del trabajo analítico en el campo de la psicosis.

Autorización que es efecto del recorrido lacaniano respecto de las psicosis.

Recibir en entrevistas, en consultorio, a pacientes psicóticos ha sido un tema extremadamente controversial.

El trabajo con la psicosis en las últimas décadas ha ido desplegándose, enriqueciéndose, precisándose y esto ha promovido que cada analista tome posición y pueda situarse en relación a su práctica respecto de la psicosis.

 

A partir de aquí voy a leer algunos párrafos. Podemos ir deteniéndonos si les parece

Recurriendo al diccionario que siempre aporta interesantes puntos de partida, en el María Moliner para entrevista dice: encuentro entre dos o más personas, cita, avistarse.

Me pareció ajustada esa palabra "avistarse" porque define bastante algo de lo que ocurre, entre esos dos que se encuentran, que todavía no son ni un analizante ni un analista para ése. Algo del avistamiento me parece que se produce, y de la cita, sí, del confluir en una cita.

Preliminar, es definido como umbral, un limen entre una cosa y otra.

Las entrevistas llamadas preliminares refieren a un período variable en su duración que abarca desde el primer encuentro con el analista hasta el inicio de análisis.

Es Lacan quien las introduce con esa denominación y con ciertas particularidades en la práctica analítica.

Su antecedente inmediato, son los períodos de prueba, verdaderos tratamientos de ensayo o ensayos de tratamientos que Freud proponía a quien acudía a consultarle.

Este período de prueba se extendía durante algunas semanas, con una motivación fundamentalmente diagnóstica. Le importaba a Freud, discernir por ejemplo frente a una presentación neurótica, con síntomas obsesivos o histéricos, a los que él consideraba como los más propicios para el análisis, si no se trataba por ejemplo de una parafrenia, encubierta, que se desplegaría más tarde.

Este ensayo de tratamiento le permitía por lo menos dos cosas: por un lado, verificar distintas manifestaciones en el paciente, y por otro, comenzar a precisar un diagnóstico diferencial.

Sin embargo Freud no le otorga un carácter definitorio, sino que era para el analista, "una precaución más". Consideraba a este procedimiento de mayor utilidad que los interrogatorios minuciosos, a la vez que construían un campo donde las reglas del análisis eran puestas en juego desde el inicio.

Recordemos que Freud, ya en estos primeros encuentros, desplegaba todas las particularidades del encuadre. Pensemos que él en ese momento veía a los pacientes, cinco veces por semana y si era necesario los citaba los fines de semana..

Si no sólo atendemos a esta cuestión en cuanto al dispositivo,, podemos conjeturar que la frecuencia con la cual Freud trabajaba, implica importantes diferencias, no sólo en el modo de intervención sobre el relato del paciente, sino sobre los efectos de esa intervención.

A partir de estos períodos de prueba decidía sobre la pertinencia o no - contraindicación - del análisis para cada caso, aplicando sus criterios de analizabilidad.

Freud señalaba ·

"las psicosis y los estados de confusión mental o de mel ancolía profunda, podríamos decir, tóxica, contraindican así la aplicación del psicoanálisis" Incluso llega a desaconsejar al psicoanálisis en los casos de anorexia histérica.

Esto era así en momentos en los que se esperaba que los síntomas amenazantes de la anorexia remitieran rápidamente. Si la consulta al analista portaba esa carga, Freud desaconsejaba que se tomara en análisis a una anorexia histérica.

En cuanto a este punto podríamos decir que tanto respecto a la psicosis como a la anorexia, una clínica psicoanalítica post Freud pero no sin Lacan, es posible.

Retomando: para este período Freud indicaba, además de una pormenorizada escucha, abstenerse el analista de efectuar cualquier comunicación relacionada con lo sintomático.

Y esto por dos razones: la comunicación temprana de la significación sintomática, puede poner término a la cura, porque por un lado apunta a la paradoja implicada en todo síntoma de la cual el sujeto quiere ser liberado, pero a la vez le aporta satisfacción. Y por otro, por el alivio temporario que instala.

Planteo que ambas cuestiones pueden anotarse en un mismo efecto: la generación de resistencia.

Freud instaba a no dejar que el sujeto se duerma sobre su síntoma, a que el análisis suponga cierta instancia de privación. Indicaba no acallar, no curar rápidamente, por ejemplo por la vía de alguna satisfacción sustitutiva, para que la verdad que el síntoma porta no se desvanezca.

Para el psicoanálisis el síntoma dice, tiene un texto a descifrar. Si en el dispositivo se lo hace hablar, se puede sostener una dirección de la cura. El síntoma tiene una dimensión real como goce y una dimensión simbólica como formación del inconsciente.

Ahora bien: ¿Cómo el síntoma adviene en su dimensión analítica?

El síntoma para hacerse analizable, o sea, en estado de enigma aún no formulado, requiere ser articulado con la causa por la que eso se impone.

Esto lo dice Lacan en el Seminario de la Angustia. Se hace analizable cuando el analista vía el significante de la transferencia, queda implicado en el síntoma. Vuelvo luego sobre este punto.

Para Freud un análisis comienza cuando el analista constata la existencia de una "transferencia aprovechable para la cura". Dice:

"El primer fin del tratamiento es siempre ligar al paciente a la cura, y a la persona del médico. Así pues las nuevas fuentes de energía que el analítico procura al enfermo, nacen de la transferencia. Y de la orientación de los procesos psíquicos. Deberá esperar la transferencia y desarrollarla paralelamente al vencimiento de las sucesivas resistencias por ella generadas."

(La iniciación del tratamiento)

Ubica así a la transferencia como facilitadora y a la vez fuente de dificultad para el análisis. Indica al analista ponerse en espera de la transferencia, única vía de posibilidad para el análisis y sostener un trabajo en relación a las resistencias, en particular en su vertiente de amor de transferencia. La resistencia se sirve del enamoramiento para resistirse a la cura .

Espera e intervención: sugerencias freudianas en torno a la transferencia.

La transferencia obstaculiza la rememoración y constituye un momento de cierre del inconsciente. Quisiera que retengan esto, porque el trabajo del analista, en el momento de decidir el pasaje de entrevistas preliminares al análisis está entre el cierre y la apertura.

Entonces, la resistencia se sirve del enamoramiento para oponerse a la cura. Las defensas contra el peligro originario surgen así en la transferencia y sustentan la resistencia al análisis.

Dice Freud:

"Instalado el sujeto en el dispositivo analítico, no recordará lo reprimido, lo olvidado sino que lo vivirá de nuevo, lo repetirá"

Y agrega que el paciente no dejará de iniciar la cura sin esa repetición.

Interrogándose por la relación de la repetición con la transferencia y la resistencia, en Recuerdo, repetición y elaboración, advierte que "la transferencia es repetición y que la repetición es transferencia de lo olvidado sobre el analista y sobre situaciones de su presente. El paciente repite en vez de recordar y esto bajo las condiciones de la resistencia"

Creo que en lo que dice Freud hay que pensar que lo que afecta al paciente, tiene una dimensión doble: histórica y actual. Actual no solamente en términos de tiempo presente, sino en relación al acto. La transferencia pone justamente en acto algo de lo reprimido, algo de lo que Freud nombra como olvidado.

Es la transferencia el campo más propicio para abordar la repetición. Permitirá que surjan todas las "pulsiones patógenas del analizado" y que los síntomas adquieran una nueva significación vía la transferencia que crea una "zona intermedia entre la enfermedad y la vida ".

Se instaura así una enfermedad artificial, la neurosis de transferencia, asequible a la intervención analítica.

Pasemos a Lacan.

Lacan señala que la transferencia no se confunde con la repetición aunque la implique. Diferencia a la repetición de la reproducción, en tanto que lo que se repite no es del orden de lo idéntico, sino que la repetición instala una diferencia. En todo caso lo que el sujeto repite es siempre el malogro, la cita fallida. Recordemos el tema de la cita en la definición de entrevista.

Si con Freud decimos, que lo que no puede ser rememorado se repite, y se ofrece a la reconstrucción del analista, hay allí cierta transmisión del sujeto al analista, que ubicado en el lugar del Otro, pasa a representar el lugar de la verdad para ese sujeto.

La transferencia es esencialmente resistente., interrumpe la comunicación del inconsciente.

La paradoja es que es a ese momento de cierre, al que el analista debe esperar para comenzar un análisis.

Respecto del discurso del inconsciente al que hay que hacer emerger, dice Lacan que no está detrás, sino que está afuera de ese cierre.

"Es quien pide, por boca del analista que se vuelva a abrir"

El freudiano tratamiento de ensayo guarda diferencias con las entrevistas preliminares. Como dijimos, Freud indicaba a sus pacientes, la observancia de la regla fundamental y ponía en funcionamiento el dispositivo analítico en pleno, en este tiempo de prueba.

Desde la perspectiva lacaniana, el despliegue del dispositivo es uno de los soportes para el paso de entrevistas a sesiones.

Ahora bien, instalación de dispositivo analítico y comienzo del análisis, ¿son coincidentes?

No son pocas las veces que el analista constata que esto no es así, que un análisis puede comenzar tiempo después que un paciente está instalado en el diván. Asimismo, puede constatarse la existencia de transferencia desde los primeros encuentros con el analista, e incluso en cierto tiempo anterior a esos encuentros.

¿De qué transferencia se trata entonces? ¿Cuál es la transferencia que tenemos que esperar?

Cuando no se está en presencia de analista, puede de todos modos haber efectos de transferencia.

El analizante puede desplegar en principio una transferencia hacia el psicoanálisis, hacia otros que se analizan, hacia los analistas, hacia quien lo deriva, pero sólo se establecerá esta transferencia a la que tenemos que esperar, en presencia de un analista.

- Me he planteado que este movimiento que se produce cuando la transferencia se instala en relación a un analista, tiene un correlato que se pone en juego en el analista, en su función. Vuelvo luego a esto -

La sola presencia del analista en el campo transferencial implica una manifestación del inconsciente. La transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente, y esta realidad es sexual.

- Di sgresión: con Silvia Cislaghi compartimos ocasionalmente una actividad en la EOL, un seminario sobre anorexia y bulimia. Allí se presentó, no sé si una pregunta o una reflexión en el sentido de si el inconsciente preexiste al encuentro con el analista.

Hemos comentado bastantes cuestiones al respecto. En relación a que en la transferencia se pone en acto la realidad del inconsciente, me parece que habría una precisión para hacer. Si consideramos que la razón por la que alguien acude al analista es el padecimiento por su síntoma y si el síntoma lo pensamos con Lacan como el modo como cada sujeto goza de su inconsciente, hay entonces una relación de ese sujeto al inconsciente. Relación que se pone en acto en la transferencia,.

Me parece entonces que hay una articulación al inconsciente respecto de la cual lo que podría decirse es que guarda diferencia cuando no se acude a un analista que cuando efectivamente ese sujeto se encuentra en presencia de un analista.

En cierto punto sólo en presencia de un analista "eso existe"., pero a la vez es ciertamente espinoso plantear esta cuestión en términos de "pre-existencia" -

Es en el análisis que se revela este punto nodal por el cual la pulsación del inconsciente se articula con la realidad sexual. Ese punto nodal es el deseo.

La función pulsativa del inconsciente determina que todo lo que emerge en un instante, está destinado a escabullirse, a desaparecer.

En Construcciones en psicoanálisis, Freud señala que la tarea del analista es hacer emerger lo reprimido a partir de las huellas que dejó y en función de esa operación, elaborar la construcción. La ficción creada por el analista sobre los recuerdos perdidos se verificará por sus efectos

Utilizando la conocida metáfora del trabajo arqueológico, dice una cosa interesante: que ahí, donde para el arqueólogo la construcción y la reconstrucción es una aspiración final, para el analista es preliminar. Dice que como el analista no ha vivido ni reprimido nada de lo que el paciente habla, no debe intentar comprender, sino que como el inconsciente, trabaja.

Ahí me parece que hay una coincidencia con Lacan, que respecto de la clínica dice que no entendamos demasiado rápido.

Ahora bien, ¿qué lleva a alguien a consultar a un analista?

Aquello que decide a alguien a pedir cita con un analista, es su padecimiento, más precisamente, una determinada relación con su padecimiento, con su síntoma. Esto supone cierto esbozo de apertura, de lo que se irá construyendo como el campo del Otro.

Hay un trabajo de Jean Allouch que se llama Perturbación en Pernepsi, muy interesante, en uno de cuyos pasajes comenta la intervención de Lacan en Deauville, en 1978, a propósito de unas Jornadas sobre el pase de la ELP. Allí Lacan crea este neologismo, pernerpsi, - perversión, neurosis y psicosis - En esa intervención Lacan observa que hay quienes "creen en los psicoanalistas ", en lo cual ve una cuestión bien loca, ubicando a aquellos que acudían a un psicoanalista como psicóticos.

O sea: todos tienen síntomas neuróticos, pero llama psicóticos a aquellos que llegan a demandar un análisis. En esta clínica del pernepsi sería un psicótico a síntoma neurótico, diferenciado del psicótico a síntoma psicótico, que según Lacan tendría " la cordura de no demandarle a un analista que se ocupe de él"

Dice Lacan que es necesario que algo empuje para que alguien se analice y haga el esfuerzo que eso conlleva. Aquello que empuja, tiene que ver con el síntoma, lo que se repite insoportablemente y que el sujeto ya no puede sostener, que lo sobrepasa.

El síntoma que no se soporta es índice de la vacilación de la función equilibradora y apaciguante del fantasma. Algo sorpresivo, irruptivo, inesperado afecta al sujeto, algo que le produce conmoción.

Tal es la situación que lleva a Eduardo a solicitar cita con el analista. Una operación quirúrgica, extremadamente delicada, se inscribió en una historia respecto de su salud que se definía como : "y yo que nunca tuve nada, ni siquiera una gripe",

Esta intervención quirúrgica dividió su vida en " un antes y un después".

En un sueño, entra al hall de un velatorio, no ve ningún ataúd, y escucha una voz que dice: "no somos nada".

Las entrevistas preliminares apuntaron a ubicar de qué se trataba esa nada de la que había gozado, cómo se resignificaba, después de esa operación quirúrgica, de ese literal corte, el campo de su relación a al falta.

Entre el "nunca tuve nada" y el horror a la constatación del "no somos nada" con el que la experiencia quirúrgica lo enfrentó, entre esas "nadas" giró su entrada en análisis.

¿Qué es lo que decide el paso de las entrevistas al análisis?

Son las formaciones del inconsciente las que permiten cernir, perfilar la entrada en análisis.

La comunicación de un sueño, un acto fallido, una repetición significante, relevada por el trabajo analítico, pueden dar lugar al sujeto a interrogarse sobre su síntoma y dirigir esa interrogación al analista.

La producción del significante de la transferencia llama a una escansión que determina la entrada en análisis.

Esa entrada no se ubica como una instancia exterior al análisis, sino que pasa a formar parte del mismo.

En este sentido Freud se refiere a la similitud entre el psicoanálisis y una partida de ajedrez donde se pueden ubicar con claridad y exhaustivamente las aperturas y los finales, pero no ocurre lo mismo al tratar de aprehender las infinitas variantes de las jugadas siguientes a la apertura.

Pregunta: Entonces la entrada en análisis es una pregunta por la causa del síntoma y la dirección de esa pregunta hacia el analista.

N.F.: Por la causa del síntoma, por la implicación de ese sujeto en su síntoma……

Comentario: Es lo que marcaría el fin de las entrevistas preliminares y...

N.F.: Puede marcarlo, hay analistas que lo deciden, específicamente si aparece un sueño, un acto fallido, y allí dan comienzo a un análisis. Podemos plantear que no se trata de algo único. .Hay una producción que comienza a decir de un momento de pasaje. Tal vez, para comunicarlo haya que sintetizarlo de una manera un poco artificial .En las entrevistas hay producciones que van diciendo de ese momento de pasaje, al cual planteo de a dos, porque pasa el analizante y pasa el analista.

La interrogación sobre la implicación del sujeto en el síntoma es un punto importante en ese pasaje.

De todas maneras, esa decisión está sujeta a la verificación après coup,. Verificación que confirmará o no su pertinencia.. Me parece que de todas maneras, ese momento de decisión no pierde validez, porqu e en la medida en que se pueda ubicar qué cuestiones sustentaron el pasaje al análisis, aún en lo fallido que pudiera resultar ese pasaje, algo va a quedar como resto fecundo.

La transferencia que se instala en las entrevistas no se establece de una vez y para siempre. Los momentos de apertura y cierre del inconsciente, que coinciden con la función de la transferencia como motor y como obstáculo, imponen diversos avatares en el campo transferencial.

El trabajo del analista desde el comienzo en las entrevistas preliminares se despliega en varias direcciones.

Una de esas direcciones es respecto a la demanda.

Pregunta: a partir de esta separación de entrevistas preliminares y análisis, ¿qué diferencia cualitativa o que diferencia, podrías marcar entre apertura y cierre del inconsciente?

N.F.: Apertura y cierre del inconsciente son ineliminables.:, se producen en las entrevistas preliminares y cuando el análisis está instalado

En todo caso, la cuestión del pasaje al análisis se "decide" en una suerte de trama en la que cuentan varias cuestiones : implicación del sujeto en el síntoma, pregunta por el síntoma dirigida al analista, momento de apertura que permite ese pasaje, formaciones del inconsciente……

Entonces, una de las primeras direcciones del trabajo analítico en las entrevistas es en relación a la demanda. . El analista puede constatar que no hay aún demanda en un pedido de análisis. Es en las entrevistas que se comienza a precisar esto.

Precisada la demanda, se trabaja en su afectación, en tanto a través de ella puede ubicarse la modalidad de la relación del sujeto al deseo.

Podemos recordar aquí las famosas modalidades enunciadas por Lacan, haciendo corresponder la del deseo insatisfecho a la histeria, la del deseo imposible a la neurosis obsesiva y la del deseo precavido a la fobia, aunque obviamente ninguna de estas modalidades se presenta en la clínica de forma pura.

Otra de las operaciones del analista recae sobre la particularidad del sujeto en cuanto a su posicionamiento respecto al lugar del Otro.

En relación a este posicionamiento, el analista se ubicará para trabajar con la estructura que se determina como lo que Lacan denominó Sujeto supuesto al Saber, intentando también su afectación, esto es, la inscripción de la falta de un significante en el lugar del Otro que a partir de ese momento el analista comienza a representar.

Lacan dice en la Proposición de Octubre de 1967:

"La suposición de un sujeto no impone dos sujetos, sino solamente un significante que representa para cualquier otro, la suposición de un saber contiguo a un significado."

Puntúa allí los términos que formaliza en el algoritmo de la transferencia

(S……………..Sq)

s ( S", S "", Sn)

 

Sobre la barra, el significante de la transferencia, dirigido hacia el significante cualquiera, Sq,,, y debajo de la barra, el significado, junto a una serie de significantes que se consideran el saber del inconsciente.

Y por otra parte el sujeto, el que puede advenir en el análisis como supuesto al saber.. Recalco advenir. Puede advenir o no, avatares de la transferencia. En algunos casos, no en todos, su efecto determina la iniciación de un análisis.

Se establecen por lo tanto dos suposiciones, la del sujeto y la del saber,

Se transfiere al analista un sujeto que es supuesto a ese saber.

Esa transferencia se dirige a un significante cualquiera que el sujeto encarna en el analista como representante de ese saber en el Otro.

La transferencia se localiza en un significante que en la demanda del sujeto sostiene el enigma, la división que se produce por el viraje del síntoma a su estatuto de síntoma analítico.

Las entrevistas preliminares son el primer tiempo en el establecimiento de este significante.

Al formular el algoritmo de la transferencia Lacan sustrae la situación analítica de lo intesubjetivo. al situar un tercer término entre analista y analizante : el sujeto supuesto al saber,.

Respecto a esa estructura, el analista funcionará en principio como su semblante, pero operará para afectarla. Será en ocasiones su soporte y en otras producirá intervenciones que marquen la falta en esa función.

Siendo el análisis una situación entre dos partenaires queda establecida la terceridad vía el significante que surge en la relación analizante-analista ubicado éste en la posición de x.

Posición de x en relación del saber que porta y posición de x en relación también al deseo sobre el sujeto.

En el analista entonces, condición de deseo vacío, "que no espera del sujeto más que su decir".

Ahora bien, lo que el analista sabe guarda diferencia con lo que el analizante le supone. Retiene de todos modos el significante de la transferencia, lo escande, por lo que él significa : el texto al que el sujeto aún no accede,

Es importante relevar el estatuto del saber con el que opera el psicoanálisis . Es un saber respecto del cual el sujeto es indeterminado.

Que se despliega en la mépris, en la equivocidad- equivocación del sujeto..

Lacan plantea que "lo que el analista encubre, porque con ello se cubre, es que algo puede decirse sin que ningún sujeto lo sepa".

Este orden de saber está asociado a la estructura misma del inconsciente, es un saber que al generarse se consume.

¿Cómo articular aquí la sugerencia freudiana de abordar cada caso como si fuera el primero,, sin acumulación de saber?

Lacan en la Proposición señala que se trata de colocar en reserva la estructura del único saber oportuno, aquel que será puesto en relación a la singularidad del sujeto.

Me planteo que hay algo que reconoce una articulación entre analizante y analista, en el momento de pasar al análisis. Hay una suerte de decisión de pasaje por parte del analizante, y un acto de parte del analista.

Para cada analista, en cada caso es una puesta de la función deseo del analista, cada vez en relación a un analizante. Í

La función deseo del analista ubica como único deseo al del sujeto en análisis. Pone paréntesis al deseo "personal" y se coloca como proveniente del lugar del Otro, al cual el sujeto le demandará el reconocimiento de su propio deseo.

La abstinencia, remite a que el analista se coloque en un punto de suspenso respecto a la división del sujeto, sin tomar parte por un término u otro del conflicto en el cual se debate ese analizante.

El deseo del analista es para Lacan el resorte de la transferencia y aquello por el cual el analista opera.

Al analista se le supone un saber sobre el deseo inconsciente, que es aquello que para el analizante se articula como demanda en la transferencia.

Se supone que el analista sabe acerca de la significación.

En realidad, afirma Lacan, no se trata de ningún saber sino de un punto de empalme entre el deseo del analista y la resolución de aquello que hay que revelar.

Al analista se le supone saber; esto produce un efecto de transferencia: el amor.

El amor es opuesto a la revelación. En la transferencia interviene en su función de velamiento, de engaño, de espejismo.

Señala Lacan que detrás del amor de transferencia, está la afirmación del lazo entre el deseo del analista y el deseo del analizante.

Al final del análisis, la liquidación de la transferencia será liquidación del engaño debido al cual la transferencia se ejerce como cierre del inconsciente.

"El analizante puede saber lo que es en su deseo afectado por la falta. Falta como índice de la castración o falta en el objeto a."

El Sujeto supuesto Saber completa ese proceso del analizante en una destitución subjetiva.

El término del análisis produce la caída del SsS y su reducción al objeto a, a causa de la división del sujeto, que pasa a ocupar su lugar.

El analista queda como resto de esa operación.

Entonces: del lado del analista, un proceso que va rumbo al des- ser y del lado del analizante, la destitución subjetiva.

Ilustraré ahora con un fragmento de un caso en supervisión.

Claudio, experto en informática, llega al encuentro con el analista sostenido por dos certezas: la que le produce el modo de razonamiento y operatoria a los que está acostumbrado por su profesión, y aquella otra que representan residuos de un análisis anterior, desde el cual se rotula como "neurótico obsesivo" padecedor de compulsiones, y asiduo realizador de "rituales" Su decisión de tomar entrevistas las refiere a que su anterior analista se radica en otro país.

Parapetado en estas dos certezas, ofrece inicialmente un discurso cerrado a toda intervención. Parecía que estaba todo dicho, y en el análisis anterior.,

¿Para qué estaba allí entonces?

Ese saber no le bastaba, tal vez por no haber tenido una articulación con la producción de su verdad como sujeto.

La espera, algunas puntuaciones del analista, y en particular el trabajo apuntado a homofonías y oposiciones, construyeron una frase en torno a "saber y no saber" como sustituto del "ser o no ser" que abrió una instancia de desciframiento de aquello que lo hacía sufrir y que iba más allá de las etiquetas con las que congeló, vía la jerga psicoanalítica, su relación al síntoma.

Esto dio lugar a un período de vacilación, de incertidumbre en cuanto a lo que le pasaba, situación que le produjo gran angustia, a la vez que cierta disposición a "curiosear" y "animarse" a ubicar aquello desconocido respecto de sí.

De hecho, ése solo punto, el de entrever el desconocimiento y – aún- seguir asistiendo a las entrevistas, era, dada su modalidad de presentación, un corrimiento importante que generó una interrogación dirigida al Otro que el analista comenzaba a representar.

El saber con el que llegó a las entrevistas comenzó a mostrar sus fisuras.

Esto decidió al analista a instalar el dispositivo analítico y dar comienzo al análisis.

De todos modos, el analista ubicó allí, más que una certeza de que allí comenzaba un análisis, la necesariedad lógica de producir una escansión, un corte que acentuara la significación del movimiento en la posición del sujeto respecto a la estructura del SsS, que se registró en las entrevistas.

Otros momentos de cierre se sucederían inevitablemente.

El paso que dio lugar al análisis se ubicó en uno de los momentos de apertura.

Voy a terminar con esto.: Tomando como apoyo la solución al problema que Lacan presenta en su artículo " El tiempo lógico y el acerto de certidumbre anticipada", en el cual los tres prisioneros salen del encierro al mismo tiempo con su conclusión, se puede pensar que también en el pasaje de entrevistas al análisis hay un atravesamiento, que desde distintas posiciones, producen al mismo tiempo analizante y analista. Aquí contaría tres el significante de la transferencia.

Los signos de interrogación que coloqué en el título enmarcando entrevistas preliminares, señalan que pueden ser nombradas preliminares en un tiempo posterior, en el que se verifique que ha habido allí un análisis.

Hasta esta verificación, solo puede situarse la existencia de entrevistas, designadas apres coup como preliminares, cuando efectivamente allí hubo un análisis.

El pasaje de entrevistas al análisis puede pensarse como un momento de concluir,, en el cual se produce acto analítico.

En tanto ubiquemos en ese pasaje un acto, ëste deberá medirse por sus efectos, en este caso, dar lugar o no a un análisis.

Si se verifica que hay un análisis, podrá significarse esas entrevistas como preliminares.

Pregunta: ¿qué importancia le das al diván en el dispositivo analítico del paso de entrevistas preliminares al comienzo del análisis? Lo digo porque en las prácticas hospitalarias……....

N.F.: Sí, a mí me parece que, seguramente es posible que un análisis comience aún cuando el diván no esté instalado aún o no pueda instalarse. Por eso me parece que es importante pensar, que cada uno de los elementos del dispositivo son herramientas que no poseen valor determinante tomadas aisladamente. No se puede considerar que no hay análisis si no hay diván y nada autoriza a pensar que porque alguien "hace" diván está en análisis.

No dejaría apostado a ninguno de los elementos del dispositivo, la determinación última en cuanto al pasaje al análisis. Me inclino a pensar en una trama.

Pregunta: ¿no lo pensás como obstáculo insalvable el diván?

N.F.: No, no lo veo como un obstáculo insalvable. ¿vos lo percibís como un obstáculo?

No, más allá de la cuestión del hospital y de lo imaginario....

N.F.: En algunas situaciones es un escollo la cuestión de la mirada, trabajar frente a frente con algunas cuestiones es bastante problemático. Esto es una de las cuestiones que en el trabajo hospitalario muchas veces cuesta más por no poder hacer el pasaje.

Si vos estás advertido de eso, en contacto con qué cuestiones van apareciendo en relación a la mirada, me parece que ahí, no sé si desaparece la dificultad, pero me parece que afecta menos la escucha, en tanto se está contando con eso para trabajar.

María Fernández: Si no entendí mal, me pareció que vos hiciste la comparación entre Freud y Lacan, análisis de ensayo y entrevistas preliminares, y en realidad, me pareció que optabas por el análisis de ensayo.

N.F.: ¿Vos decis optar en el sentido de preferencia?

M.F: Me parece que al poner en juego una comparación...

N.F.: Sí, yo te diría que lo plantée no como una comparación, sino para articular con el antecedente de las entrevistas preliminares, pero pensemos respecto a la experiencia actual ¿existiría la posibilidad verdaderamente de "optar" plantearle a un paciente, por ejemplo, que venga cinco veces por semana?

M.F: Me pareció que lo que vos planteabas desde el inicio era una posición del analista que no difiere.

N.F.: ¿qué no difiere en cuanto a qué?

M.F.: Que no difiere en cuanto a, que no me parece que había una zona de posición del analista distinta en entrevistas preliminares o en análisis.

N.F.: ¿Una posición diferente? No sé bien para donde vas, pero lo que he planteado son las operaciones que en las entrevistas se pueden cernir,. En ese sentido me parece que si pensamos en términos de posición sería aquella de volver la interrogación sobre el sujeto, aquella interrogación que dirige al analista, ya sea en los primeros encuentros o cuando la transferencia ya está instalada, Diría que si hay algo que puede ser una posición similar en un momento y en otro sería ésta, de que todo el tiempo haya algo de la implicación, de la interrogación que se vuelve sobre el analizante.

Me parece que hay muchas operaciones que son comunes, porque en realidad, lo que yo traía como diferencia es lo que tiene que ver con el dispositivo freudiano y el lacaniano. Pero me parece que en relación a qué apunta el analista, uno podría decir que desde el comienzo hay cuestiones que se van dando ya en las entrevistas, y que siguen después a lo largo del análisis.

Freud enunciaba la regla fundamental desde el inicio, planteaba todos los términos del dispositivo, y a partir de ahí decidía si esa perso na podía o no quedar en análisis.

Actualmente los términos del dispositivo no se enuncian necesariamente desde el comienzo, se van desplegando en las entrevistas o bien en el momento del pasaje al análisis.

O sea, en lo que serían las formas del dispositivo, hay diferencias entre la modalidad de Freud y la de Lacan.

Ahora, si vos estás pensando en posición del analista, me parece que allí uno podría encontrar que como dirección de trabajo, tanto en entrevistas preliminares como en análisis hay algo de la dirección del trabajo que apunta a implicar a ese sujeto en su padecimiento, y a que las interrogaciones comiencen a dirigirse, justamente, hacia su síntoma, más que hacia el analista,

Y ahí me parece que, lo que decía Freud al respecto era que no había que adelantarse a hacer ninguna comunicación referida a lo sintomático en ese tiempo, que él tomaba como un tratamiento de ensayo. O sea, que no hubiera como un apuro por acallar el síntoma, o por darle alguna satisfacción sustitutiva.

Allí hay cierta coincidencia, entre el modo de trabajo que plantea Freud y lo que ocurre en las entrevistas preliminares, porque tampoco hay "apuro" en dar nombres, sentido, satisfacción, ni ninguna forma de señalamiento o de intervención directa.

Comentario inaudible.

 

Pregunta: ¿la diferencia en el dispositivo estaría por la frecuencia, o no habría diferencia? Y después en cuanto al dinero...

N.F.: Vamos a la misma cuestión que respecto al diván, me parece que ahí, verdaderamente, es para cada analista, y para cada analizante, No pondría tampoco el acento en la cuestión del dinero, señalando una diferencia en las entrevistas preliminares y el análisis.. No colocaría el acento en ninguno de los elementos en particular, Me parece que eso se va resolviendo a medida que el trabajo avanza. El dispositivo se pone en juego para cada uno, o sea que ahí si vamos a verificar diferencias, pero que no se las puede pensar anticipadamente.

Pregunta: vos marcabas el paso de entrevistas preliminares a análisis como una decisión, en algún momento decías, que uno podía percibir en algún momento que era una decisión más o menos compartida. Pero también antes habías dicho que por ahí, no era ese el momento, ¿hay alguna consecuencia o habría algo que marcaría que ese no era el momento?

N.F.: Nuevamente el caso por caso.

. Me parece que es un momento crucial, pero a la vez, a verificar a posteriori . Vos estarás pensando en las consecuencias clínicas, si esto puede de algún modo perjudicar al trabajo analítico.

Me parece que podríamos pensar en ciertas consecuencias si de algún modo no se toman en cuenta ninguna de las cuestiones que hemos trabajado aquí, que podemos pensar que nos orientan en el momento de hacer el pasaje de entrevistas al análisis.

Si hay de la interrogación sobre el síntoma, la vuelta de esa interrogación sobre el analista, el surgimiento de formaciones del inconsciente, cierta dirección de las preguntas sobre el sufrimiento del sujeto hacia el analista, si todas esas cosas se van dando, hay allí elementos que permiten sostener ese momento de pasaje.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 17 - Julio 2003
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