Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El estilo en la transmisión del psicoanálisis
Pichon Rivière: su relación con el psicoanálisis
Rosa López

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Este texto constituye el capítulo X del libro
"
El estilo en la transmisión del psicoanálisis"

En 1936 Pichon conoce a Arnaldo Rascovsky, gracias a Federico Aberastury y desde 1938 constituyen un grupo informal que se reunía regularmente a estudiar psicoanálisis los domingos en la casa de Rascovsky. Éste era médico endocrinólogo y comenzó a leer psicoanálisis a partir de los interrogantes que su práctica hospitalaria le planteaba. Ambos junto a cuatro personas más fundan el 15 de diciembre de 1942, la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Los otros cuatro miembros eran Angel Garma, llegado a Argentina en 1938. Oriundo de Bilbao, viajó a formarse como psiquiatra en Berlín, pero se decidió por el psicoanálisis ingresando en el instituto que dirigía Max Eitington completando allí su formación. Su analista fue Theodor Reik. En Argentina tomó en análisis a poco de abrir su consultorio en 1939 a Pichon Rivière (muy poco tiempo) y Arnaldo Rascovsky.

El otro psicoanalista del grupo inicial fue Celes Cárcamo. Nacido en La Plata, provincia de Buenos Aires, viajó a París en 1936. Trabajó en el hospital Saint-Anne bajo la dirección de Henry Claude y fue admitido en el Instituto Psicoanalítico de París analizándose con Paul Schiff. Volvió a Argentina en 1939.

Marie Glas Langer, llegó a mediados de 1942 a Buenos Aires proveniente de Montevideo. Había nacido en Viena, donde estudió medicina; trabajó con Heinz Hartmann y entró en análisis con Richard Sterba. De ascendencia judía y militante comunista, debió emigrar de Europa a América.

El último miembro fue Guillermo Ferrari Hardoy, era otorrinolaringólogo, trabajó con Rascovsky en el Hospital de Niños y participó de las reuniones en su casa. En 1945 viajó a EE.UU y no regresó a nuestro país, por lo que no gravitó mayormente en el ámbito local 1.

A pesar de ello, Pichon mantuvo siempre una relación ambigua con la A.P.A, y después del entusiasmo de los primeros años, en los que aportó su trabajo con la locura a la Institución y sus relaciones con el ámbito psiquiátrico, la distancia se fue ahondando. Al mismo tiempo nunca abandona el ámbito que le diera cabida desde su llegada a Buenos Aires: el del arte.

Pichon Rivière deja de pertenecer oficialmente a la A.P.A. en el transcurso de la década del 60. La salida de la Asociación lo hace romper en parte con el psicoanálisis. En parte, porque hemos visto a través de artículos, entrevistas, conferencias de todo ese último período, cómo, por el sesgo de su trabajo con la locura siguió firme en el mismo. Además de estas rupturas, se había dado la de su matrimonio con Arminda Aberasturi, casualmente en ocasión en que ella se hacía cargo del Instituto de Psicoanálisis.

Es necesario apreciar qué sucedió en aquél momento en la Asociación Psicoanalítica Argentina. La importancia que tuvieron las versiones de Melanie Klein que los kleinianos viajeros, trajeron como testimonio de su manera de ubicarse como discípulos de la misma, no siempre ajustandose al texto de Melanie Klein. Las famosas "lecturas introductorias", por ejemplo, adoctrinaron por entonces a las nuevas generaciones: Hanna Segal o Meltzer.

Se puede señalar, para hacer un poco de historia que la A.P.A. fue reconocida oficialmente recién siete años después de su fundación cuando se realizó en Zurich el Primer Congreso Internacional de la post guerra en 1949 y al que viajaron cinco miembros de la entidad.

Durante los primeros diez años su estructura tendió a la horizontalidad, no hubo controles externos o sea que las características del análisis terapéutico y didáctico, la enseñanza, supervisiones siguió la esencia aunque no siempre se ajustó a las reglas de la I.P.A.. En 1956 recién se recibe la primera visita "kleiniana": Hanna Segal. Jorge Balán llega a decir en Cuentame tu vida 2 que la obra de Melanie Klein servía para sistematizar la producción freudiana de varias décadas dentro de un esquema mucho más rígido y coherente.

En realidad fueron estos viajeros los que hablando en nombre de Melanie Klein lo transmitieron de esa manera. La rigidez estuvo dada porque los analistas locales lo digirieron sin discusión, dando lugar a secuelas importantes. En su estada en Buenos Aires, Hanna Segal fundamentó porqué un analista no podía tener otra relación que no fuera analítica con sus candidatos, que el análisis didáctico debía ser de cuatro horas semanales, que el analista sólo tenía que interpretar y de ningún modo responder a las solicitudes de ayuda del analizante, así como a cualquier otra transacción amistosa.

En 1964 hizo su arribo Donald Meltzer que proponía reglas aún más severas: ningún contacto social entre analista y analizante fuera de las sesiones. La conmoción que produjeron estas cuestiones puntualizadas por H. Segal o Donald Meltzer se explican porque durante 10 años el grupo, pequeño por entonces, se manejó como una "gran familia", con seminarios de formalidad aparente, trabajos hospitalarios, reuniones sociales y preocupaciones doctrinarias compartidas entre didactas y candidatos. Señalemos también que en los años 60 se gestó la gran escisión de la A.P.A. con los grupos Plataforma y Documento, coincidente con un momento de auge del marxismo que se expandió en diversos ámbitos. La A.P.A. no fue su excepción.

Es en esos años en los que Pichon Rivière se margina -¿él se margina?- de las actividades de la Asociación, ha perdido ya su condición de didacta y funda en 1960 la Primera Escuela Privada de Psiquiatría Dinámica.

Marie Langer comenta en Memoria, historia y diálogo psicoanalítico que el grupo que se constituyó en 1971 bajo la nominación de Plataforma renunciando masivamente a la A.P.A. y a la I.P.A. al mismo tiempo, esperaba que Pichon Rivière formara parte del mismo y sin embargo él no renunció a la A.P.A., pero -señala- que hacía mucho ya que aparecía como un fantasma por esa institución, tal vez cada dos años. No era allí donde podía hacer escuchar una melodía que al parecer no era del agrado de los notables de la A.P.A. por lo que tampoco era reclamada. Sin embargo en la actualidad, el área de estudios sobre la psicosis en el marco de esa institución lleva su nombre.

Emilio Rodrigué escribe un artículo para el vigésimo aniversario de su muerte en el que expresa:

"Enrique Pichon Rivière fue mi maestro si pensamos que los verdaderos maestros no tienen discípulos. El maestro se "anula" en el momento de la transmisión. Él fue, como dice Ulloa, un maestro despreocupado de serlo."

En ese artículo dice que durante su presidencia de la A.P.A. por el año 1966 y dado que Pichon era un miembro moroso, hacía años que no daba seminarios en la institución, ni asistía a eventos, ni pagaba, fue expulsado de su condición. Se pregunta cómo no lo nombraron Miembro Honorario aún a despecho de él mismo, y se contesta que "en el seno de una institución como la A.P.A., nadie, sin ánimo de ofender, es lúcido" 3.

Vamos a permitir una vez más que la voz de alguien que se hizo discípulo de Pichon Rivière incluyéndose con su propia lectura del mismo, cuando a su turno es lector-alumno a su vez de Freud y de Melanie Klein, tome la palabra para hablar de las concepciones de Pichon sobre la transferencia.El artículo de Willy Baranger -de él se trata- no es uno tomado al azar; es el que escribió especialmente para la Revista Uruguaya de Psicoanálisis en homenaje a Pichon, que fue según él mismo lo expresa allí su padre simbólico, su analista, su maestro, su amigo mayor, "marco pasado y sin embargo muy presente para mí, de estas líneas 4".

El autor intenta tomar y hacer suyas las conceptualizaciones que Pichon hiciera acerca del proceso analítico como "proceso en espiral" a fin de usarlas a su vez para revisar y redefinir sus propias especulaciones en torno al "campo dinámico" que data del año 1962. Nos servimos de Willy Baranger y le hacemos tomar la palabra al adentrarnos en el terreno de los posibles aportes hechos por Pichon Rivière al psicoanálisis y -como él lo quiere- a la psiquiatría, porque desde ya compartimos en muchos puntos su propuesta de lectura.

Comienza por ubicar entre 1954 y 1958 las formulaciones de Pichon sobre esta temática y se coloca como compartiendo con el mismo -junto al grupo de fundadores de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay- el período de gestación de estas ideas, estudiando las cartas de Freud a Fliess, los últimos trabajos de Freud y cita Análisis terminable e interminable y Construcciones en el análisis junto a otros; menciona a Henry Ezriel, a Melanie Klein y a Paula Heimann, de quienes se va a servir en su escrito. Expresa asimismo que en estos años "creativos y llenos de entusiasmo" Pichon llega a una

"punta extrema de la teorización psicoanalítica, previa al movimiento que lo va a llevar más y más hacia la psicología social, y, por lo mismo, a apartarse de nosotros 5".

Después, comienza con el "proceso en espiral". Lo hace introduciendo a Enrique Racker con sus estudios, muy novedosos en su momento, sobre la contratransferencia, ya que sólo el primer trabajo de Paula Heimann lo precede.

"Ahí nace -dice- la idea de Pichon Rivière de enfocar la situación analítica como una unidad que puede ser objeto de estudio 6".

Pichon se sirve de los aportes de P. Heimann en el enfoque de la contratransferencia. A pesar de que este tema ocasionó un alejamiento temporario de P. Heimann y de M. Klein, según W. Baranger, es la época más kleiniana de Pichon, gracias al psicoanálisis de niños. Es de señalar que Pichon nunca abandonó la práctica con niños y con la locura y supo enlazar lo que ambos le aportaron.

En la situación analítica como campo dinámico W. Baranger sostiene precisamente que el analista está implicado como parte integrante en el campo haciendo con ello uso del concepto de contratransferencia; aclara que "esto no quiere decir como se ha entendido a veces, que el analista esté implicado en el campo, de la misma manera que el analizando". Subraya la disimetría funcional de ambos de manera que, lo que pasa en el analista se tome en cuenta en dicho campo, de tal forma que lo que aparezca por el lado del analista -distracción, lapsus, acto fallido, asociación libre- cuando sea comunicada lo sea siempre apuntando al analizando como algo que permita entender algo que pasa en el mismo y a veces "resonar frente a ciertas tensiones y ciertos aspectos encubiertos del campo 7".

¿Qué significa en este contexto decir como lo hace W. Baranger que esta es la época más kleiniana de Pichon y que su proceso en espiral está en una continuidad bastante sostenida con los principales conceptos kleinianos? Baranger está al mismo tiempo diferenciando a Melanie Klein de Donald Melzer, cosa bastante importante, por la gravitación y el tamizado que los supuestos "kleinianos" que llegaron a estas tierras a fines de los 50 y principios de los 60 ejercieron sobre adherentes al psicoanálisis.

W. Baranger llega a afirmar que el libro de D. Meltzer El proceso analítico puede ser cuestionado desde una correcta perspectiva kleiniana y pasa a criticar fuertemente algo que considera fundamental en la dirección del análisis; lo hace desde el proceso en espiral: este no admite -dice categóricamente- "la brújula de la posición depresiva para designar la dirección del análisis", sino que lo incluye como uno de sus momentos.

Al reivindicar el proceso en espiral está defenestrando el proceso analítico propuesto por Meltzer, se dirige a él y a todos los que detrás de él hayan confundido a Melanie Klein con los post-kleinianos y cita para que se convenzan La vida emocional del lactante y dentro del mismo su tercera parte Desarrollos ulteriores y modificación de la angustia para que todo el que quiera vaya a ver que Melanie Klein describe la posición depresiva según dos dimensiones distintas: la posición depresiva infantil y la posición depresiva dentro de una dialéctica temporal de evolución- involución que comienza después del establecimiento de dicha posición. En ese sentido subraya y acentúa la diferenciación que establece Pichon Rivière con esta noción entre lo histórico y lo genético.

Toma luego a Ezriel para marcar aún más esta posición de Pichon. Dice:

"lo que aparece desdibujado en la descripción de Ezriel es la dimensión histórica implicada en este proceso interpretativo. Si la interpretación no incluye la historia no puede alcanzar al sujeto, porque el sujeto es historia. Es su historia individual, la história mítica de su familia, de su grupo religioso o étnico, de su nación, de la humanidad. (...) Lo que apareciera más tarde, desdibujado y casi borrado en la obra de Meltzer, aparece recalcado y puesto en el primer lugar -el que le corresponde- en la teoría del proceso en espiral". Por si queda alguna duda agrega: "La lectura de Freud por Pichon Rivière -y de M. Klein- me parece más fecunda que muchas lecturas actuales de uno y otra, y más abierta para que nuevos investigadores agarren la antorcha 8".

Le reconoce a Pichon dos méritos fundamentales: poner en primer lugar la dialéctica específica del procedimiento analítico en la temporalidad, la vigencia de la dimensión histórica del sujeto, no teniendo miedo en esto a ir más allá de la propia M. Klein que no llegó a demarcar claramente su diferencia, transformando "Hic et nunc" en "Hic et nunc et mecum" con el agregado "como allá y antes y también como más adelante y en otra parte" presentando así el modelo tridimensional de la espiral remarcando que el

"impacto específico de la acción interpretativa del psicoanálisis está precisamente aquí en la repetición que se produce en el nivel transferencial y que se rompe mediante la interpretación" siendo esta ruptura "lo que permite que se abra la temporalidad hasta entonces encerrada en el círculo vicioso de la repetición".

La espiral propuesta por Pichon es sin comienzo absoluto y sin final predeterminado.

El otro mérito que también lo hace ir más allá de M. Klein es su concepción de punto de urgencia, -punto del presente del cual el movimiento en espiral parte- que es tomado de M. Klein pero al que le atribuye un contenido distinto. Para M. Klein es

"lo que se impone interpretar para que el movimiento del análisis pueda seguir adelante"

y su indicador es la angustia ya sea manifiesta o latente. Para Pichon el punto de urgencia es

"la emergencia de algo, una situación enraizada en el pasado del sujeto y que tendía a invadir la situación presente. Los horrores de la locura emergiendo del pasado: si uno no quiere zambullirse en ellos, uno queda preso, y ninguna aurora puede cantar. El punto de urgencia está en la emergencia de la locura 9".

De esta forma lee a Pichon y en esta lectura, él, W. Baranger, está absolutamente implicado.

Lacan, Lautréamont, Freud

El surrealismo y su Conde de Lautréamont llevó a Pichon, inesperada y tangencialmente a conocer a Lacan en 1951. En un primer momento y a juzgar por el camino realizado por cada uno, ambos tenían muy poco que ver. Todos los textos (Conversaciones sobre el arte y la locura, prólogo al psicoanalisis del Conde de Lautréamont, Cuentame tu vida de J.Balán) hacen alusión al encuentro que ambos tuvieron en París con motivo de la XIV Conferencia de Psicoanalistas de Lengua Francesa en l951 y donde Pichon presentó su trabajo Algunas observaciones sobre la transferencia en los pacientes psicóticos; en el mismo, Lacan tiene una intervención que figura en los Escritos como Intervención sobre la transferencia. Sin embargo no hay testimonios sobre intercambios que tuvieran en relación a estos temas.

En 1951, Pichon viaja a París con la que entonces era su mujer, Arminda Aberasturi. Tenía una importante producción en su haber: su psicoanálisis del Conde de Lautréamont, salvo cinco artículos de los que figuran en La psiquiatría, una nueva problemática son anteriores a esa fecha y también varios de los del proceso creador.

Sin embargo, todas las referencias y ocurrencias sobre este encuentro giran en torno a lo que ocurrió en casa de Lacan, donde estuvo Tristán Tzara, como "invitado sorpresa" de Lacan. Allí hablaron de Lautréamont y el surrealismo. En un reportaje Ana P. De Quiroga afirma que hubo más de un encuentro con Lacan. Ella misma estuvo en uno de ellos, el último, en 1969. Tenemos otro testimonio: una entrevista que le realizan a Pichon en el año 1975 cuya temática gira sobre Lacan:

"nuestra amistad no se fundó en identidades, sino en coincidencias, en una modalidad de pensamiento que como diálogo incluye la discrepancia (...)

"(...)Me unió a Lacan - entre otras cosas- una convicción militante en relación a las inmensas posibilidades creativas del pensamiento freudiano. Y hablo de militancia porque en ese momento la creatividad en el marco de las sociedades psicoanalíticas significaba enfrentamientos, combate, quizás ruptura. De todo eso supimos largamente Lacan y yo.

"Nuestro encuentro fue un "coup de foudre". Creo que Lacan me sintió lacaniano, así como yo lo sentí pichoniano. No somos ni lo uno ni lo otro, pero Freud, el surrealismo y la cultura francesa fueron las claves de una amistad inmediata que permanece inalterable en el tiempo (...) No mantenemos correspondencia, pero amigos y discípulos, entre ellos Nasio y Masotta, constituyen un nexo, una vía de comunicación entre nosotros 10".

En la cuarta parte del Psicoanálisis del Conde de Lautréamont, Marcelo Pichon Rivière habla del viaje de su padre a París en 1951, de su encuentro con Jacques Lacan, y de la amistad entre ellos que se inició bajo la sombra del Conde, transmitida, como no podía ser de otra forma, bajo la impronta de lo inesperado e inquietante. Cita:

"El primer día de mi llegada a Paris salí en busca de un edificio donde había vivido el tutor de Ducasse, M. Davasse, en la rue de Lille. No encuentro allí rastros ni de Lautréamont ni de Davasse, pero el centro de mi interés por el Conde se centraba allí, en el 5, rue de Lille, en el que momentáneamente quedaban varadas mis investigaciones.

"Al día siguiente se inicia el Congreso de Psicoanálisis. En esa inauguracion tanto Lacan como yo leemos nuestros relatos. Lacan se acerca, charlamos y me dice: ‘Lo espero esta noche a comer en casa’, y agrega, con cierto aire de broma: ‘Tengo una sorpresa para usted’. Cuando leo su tarjeta recibo una sorpresa que no era la preparada por Lacan: él vivía en la misma casa que yo había visitado el día anterior, en el 5, rue de Lille.

"El clima de encuentros, de asociaciones, de sorprendentes coincidencias, el clima mágico lautremoniano se instaló entre nosotros. Yo sentía esa noche, mientras caminaba hacia lo de Lacan, que iba al encuentro de Lautréamont. Me decía a mi mismo: ‘Ça marche’. Y la sorpresa programada por Lacan era la presencia de Tristan Tzara, quien me acaparó esa noche. El tema no podía ser otro que el Conde de Lautréamont, punto de partida -junto con Rimbaud- de la poesía moderna y el más grande de los poetas según los surrealistas 11".

¿Es este clima lautreamoniano el que permitió el "coup de foudre" al que alude Pichon? Él habla de encuentros, de asociaciones, de sorprendentes coincidencias. No podemos dejar de pensar que ellas parten del haber sido acogidos por los surrealistas en su trabajo con la locura. Sabemos que lo que Lacan sostenía no sin Marguerite, al igual que lo de Pichon con su Conde de Lautréamont, fue algo difícil de digerir para el ámbito psicoanalítico y psiquiátrico que le hubiese tenido que dar acogida. No ocurrió lo mismo con los surrealistas, que lo recibieron en su medio y le hicieron lugar.

El "coup de Foudre" él lo refiere al "lo sentí pichoniano y me sintió lacaniano". Lo que recibieron los surrealistas de ambas comarcas, de uno y otro ¿se tocan en el punto del trabajo con la locura?

Pichon Rivière entrega a Masotta los resumenes de Pontalis de los Seminarios de Las formaciones del inconsciente y El deseo y su interpretación que Lacan diera en años posteriores a ese primer encuentro. No es por allí que aparecen esas coincidencias. Es más, Pichon en esa entrevista de 1975 critica algunos puntos de vista de Lacan que se dejan leer en esos resúmenes. Critica el esencialismo hegeliano que se desliza en su planteo de la problemática del Deseo, como Deseante de Deseos 12.

"Concepción que incluye la dialéctica, y en ese sentido permite comprender ciertos aspectos del desarrollo del sujeto, de su historicidad, de su carácter relacional, pero que escamotea los fundamentos, las bases materiales de esa historicidad. En consecuencia la historicidad misma queda soslayada".

Ahora bien, esta crítica podría ser interesante, si no contextualizamos dicha entrevista y no decimos que Pichon Rivière está hablando en 1975 y que por entonces Lacan había avanzado bastante en ese terreno con relación al ternario R.S.I. y al objeto "a". Y además si no tomamos en cuenta lo que él mismo ha avanzado en cuanto a su psicología social, donde aparecen entremezclados concepciones sartreanas con teoría de la comunicación y psicología de la Gestalt, conformando un corpus nocional bastante difícil de digerir. Así la crítica prosigue desde la dupla necesidad/satisfacción como dando fundamento para él, al deseo.

Pero en 1951 todo esto aún no estaba o estaba en ciernes en uno y en otro. Y Pichon, avanzando desde la psiquiatría al psicoanálisis, tenía en ese momento por el interés que le sucita e impulsado por su lengua materna, un evidente acceso a la Revue francaise de psychanalyse donde figuran intervenciones de Lacan, también Évolution psychiatrique, la Encyclopédie francaise de psychanalyse, los Cahiers d´arts, donde habían aparecido los trabajos de Lacan hasta ese momento, lo mismo que las publicaciones de los surrealistas. La tesis de Lacan aparece citada ya por Pichon como dijimos, en su artículo de 1938 sobre los delirios crónicos.

Otro punto de acercamiento: ambos tienen desde allí una posición crítica con respecto al concepto de narcisismo freudiano. Lacan en su tesis afirma:

" De hecho el narcisismo se presenta en la economía de la doctrina psicoanalítica como una terra incógnita que los medios de investigación emanados del estudio de las neurosis han permitido delimitar en cuanto a sus fronteras, pero que en su interior sigue siendo mítica y desconocida" 13.

Además, podemos relacionar aquí, la forma en que Lacan define al complejo en La familia en 1938 que había aparecido en la Encyclopédie Francaise en su volumen VII:

" Lo que define al complejo es el hecho de que reproduce una cierta realidad del ambiente; y lo hace en forma doble: 1º Su forma representa esta realidad en lo que tiene como objetivamente distinto en una etapa dada del desarrollo psíquico: esta etapa especifica su génesis. 2º Su actividad repite en lo vivido la realidad así fijada en toda oportunidad en la que se producen algunas experiencias que exigirían una objetivación superior de esta realidad; estas experiencias especifican el condicionamiento del complejo. -En cuanto a la relación del instinto y el complejo-(...) es el instinto el que podría ser ilustrado actualmente por su referencia al complejo.(...) (el) elemento fundamental del complejo esta entidad paradógica: una representación inconsciente, designada con el nombre de imago" 14.

Pichon Rivière por su parte sostiene:

"En el tratamientos de pacientes psicóticos, realizado según la técnica analítica y por la indagación de sus procesos transferenciales, se hizo evidente para mí la existencia de objetos internos, multiples "imago", que se articulan en un mundo construído según un progresivo proceso de internalización. Ese mundo interno se configura como un escenario, en el que es posible reconocer el hecho dinámico de la internalización de objetos y relaciones. En este escenario interior se intenta reconstruir la realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades diferentes; por el fantaseado pasaje del "afuera" hacia el ámbito intrasubjetivo, el "adentro"(...)" 15.

Al sustituir la noción de instinto por la de estructura vincular, vehículo de las primeras experiencias sociales, constitutivas del sujeto como tal, niega el narcisismo primario, y define a la psicología como psicología social.

Este punto nos va a servir también para introducirnos en la relación de Pichon con Freud. Me voy a referir a un artículo muy corto de 1965 que forma parte de El proceso grupal, síntesis de su relación con Freud en su psicología social: Freud: Punto de partida de la Psicología social

" Sigmund Freud señala claramente su postura frente a la problema de la relación entre psicología individual y psicología social o colectiva en su trabajo psicología de las masas y análisis del yo. Dice en la introdución de este libro, en general tan mal comprendido ¨la oposición entre psicología individual y psicología social o colectiva, que a primera vista puede parecernos muy profunda, pierde gran parte de su significación en cuanto la sometemos a un más detenido exámen. La psicología individual se concreta, ciertamente, al hombre aislado e investiga los caminos por los que el mismo intenta alcanzar la satisfacción de sus instintos, pero sólo muy pocas veces y bajo determinadas condiciones excepcionales, le es dado prescindir de las relaciones del individuo con sus semejantes. En la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, ‘el otro’ como modelo, objeto, auxiliar o adversario y de este modo la psicología individual es al mismo tiempo y desde el principio psicología social, en un sentido amplio pero plenamente justificado."

Se refiere luego Freud a las relaciones del individuo con sus padres, con sus hermanos, con la persona objeto de amor y con su médico, relaciones estas que han sido sometidas a la investigación psicoanalítica y que pueden ser consideradas como fenómenos sociales. Estos fenómenos entrarían en oposición con aquellos denominados narcisisticos por Freud ( o autísticos por Bleuler)."

Aquí inserta Pichon una llamada a pie de página que reza:

"Podríamos objetar aquí que tal oposición no existe por cuanto todo narcisismo es secundario, en la medida en que en el vínculo interno, que puede tener una apariencia narcisistica, el objeto ha sido previamente introyectado. Es decir, que al darse una estructura vincular, "el otro", el objeto, está siempre presente a través de dicho vínculo, aunque sea escamoteado bajo la apariencia de un narcisismo secundario".

Y prosigue:

"Podemos observar, de acuerdo con los aportes de la escuela de Melanie Klein, que se trata de relaciones sociales externas que han sido internalizadas, relaciones que denominamos vínculos internos, y que reproducen en el ámbito del yo relaciones grupales o ecológicas. Estas estructuras vinculares que incluyen al sujeto, al objeto y sus mutuas interrelaciones, se configuran sobre la base de experiencias precocísimas; por eso excluímos de nuestros sistemas el concepto de instinto, sustituyéndolo por el de experiencia. Asimismo, toda la vida mental inconsciente, es decir, el dominio de la fantasía inconsciente, debe ser considerado como la interacción entre objetos internos (grupo interno), en permanente interrelacción dialéctica con los objetos del mundo exterior".

Extrae de este artículo de Freud la mejor agua para su molino, aprovechándolo para establecer sus diferencias. Por un lado con la teoría freudiana del narcisismo, por el otro con el concepto de pulsión, mal traducido como instinto.

Continua diciendo que Freud trata de continuar sosteniendo diferenciaciones entre distintos grupos aunque a su vez sostiene que

"no es necesario apelar a "un instinto social primario e irreductible pudiendo los comienzos de su formación ser hallados en círculos más limitados, por ejemplo, en la familia".

Cita una frase de Freud en donde afirma que se reproducen dentro del yo todos los efectos recíprocos entre el objeto y el yo, al entrar éste en relación ahora con el ideal del yo. Pichon llama a esto grupo interno, para finalizar:

"El análisis de estos párrafos nos muestra que Freud alcanzó por momentos una visión integral del problema de la interrelación hombre-sociedad, sin poder desprenderse, sin embargo, de una concepción antropocéntrica, que le impide desarrollar un enfoque dialéctico.

Pese a percibir la falacia de la oposición dilemática entre psicología individual y psicología colectiva, su apego a la "mitología" del psicoanálisis, la teoría instintivista y el desconocimiento de la dimensión ecológica le impidieron formularse lo vislumbrado, esto es, que toda psicología, en un sentido estricto, es social" 16.

Con esta conclusión parece que le dijera a Freud: ¿por qué continuó Ud. apegado a la dualidad psicología individual y/o social? ¿ por qué no sostuvo el paso que dió?

Ahora bien, si consideramos que este artículo está fechado en 1965 y que no figura en qué lugar ni con motivo de qué se escribió o se pronunció y lo unimos a lo que Emilio Rodrigué dice con respecto a que durante su presidencia de la A.P.A. "por el año 1966" lo expulsan a Pichon, ¿no nos permitiría pensar que esta crítica a Freud y a la vez este sostener en Freud en última instancia su psicología social, representa una manera de dirigirse indirectamente a los notables de la A.P.A?

No obstante, si bien afirma asimismo que lo que hizo es un "pasaje" a la psicología social, que no significa renegar de la teoría psicoanalítica, comienza a abrevar en otras teorías para soportar una práctica social diferente al psicoanálisis.

Cuando hablo de práctica social me refiero no tanto al grupo operativo o el grupo terapéutico en los que se nutrió del psicoanálisis, sino fundamentalmente a lo que constituyó y constituye un campo de la psicología social muy difundido en nuestro país que colinda y penetra en el de la investigación sociológica. Un testimonio de Ricardo Avenburg da cuenta de ello:

" el ser humano (...) siendo uno, al mismo tiempo no es un individuo aislado sino un ser social que debe ser estudiado en relación al medio humano que lo constituye y en sus distintos niveles de conducta. De este modo nos arrancó (a sus discípulos) del ámbito del consultorio y nos llevó a la calle a llamar a la puerta de la dirección que nos tocaba para hacer una encuesta política, o una encuesta acerca de problemas sanitarios, o acerca de algún producto comercial. El diseño de la investigacoón era efectuado por Pichon con algunos colaboradores especializados, nosotros la realizábamos y la elaboración de los datos la hacíamos en conjunto" 17.

Al sostener una no delimitación entre psicología social y psicoanálisis y no intentar finalmente una conmoción dentro de éste, en su práctica y en sus conceptualizaciones, se alejó entonces del campo freudiano.

Notas

1 Cf. German García Op. Cit y Jorge Balan Op. Cit.

2 J. Balán Cuéntame tu vida. Una biografía colectiva del psicoanálisis argentino Editorial Planeta 1991

3 Rodirgué Emilio las huellas de una vida. Pequeño perfil de un gigante Diario Clarín Cultura y Nación jueves 17 de julio de 1997 p. 6 y 7 Notemos que con este dato que da Rodrigué se despeja que cuando Pichon Rivière decidió no formar parte de Plataforma ya no lo ataban cuestiones formales con la A.P.A.

4 W. Baranger Proceso en espiral y campo dinámico en Revista Uruguaya de Psicoanálisis. Publicación de la A.P.U. * Enrique Pichon Rivière (II) N* 59 30 de setiembre de 1979 pag. 17

5 Ibid pag. 18

6 Ibid pag. 18

7 Ibid pag. 25

8 Ibid pag. 20

9 Ibid. Pag. 21

10 Entrevista. E. Pichon Rivière - Jacques Lacan en Actualidad Psicológica Periódico de divulgación psicológica. Año 1 N* 12 diciembre 1975

11 Ibid pag 12

12 así en el original

13 J. Lacan De la psicosis paranoica en su relación con la personalidad Ed. Siglo XXI 1979 pag. 293

14 J. Lacan La familia Editorial Argonauta 1978

15 P. Rivière El proceso grupal Op. Cit pag. 10

16 Op. Cit pag. 41-43 Las bastardillas están en el original

17 Actualidad Psicológica Op. Cit. Pag 13

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Número 13 - Julio 2001
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