Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
30° Aniversario del Marmottan
Reportaje a
Zorca Domic
Realizado por
Emiliano del Campo
Texto establecido por Emiliano del Campo

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Dr. del Campo.- Agradezco a la Dra. Domic la gentileza de aceptar este reportaje para la Revista Acheronta. La dejo hablar con toda libertad de su valioso testimonio, de su larga trayectoria, 20 años como Psiquiatra del Hospital Marmottan. Ella es representativa de la historia de esta Institución. Que nos relate como es hoy, como fue antes el Marmottan.

Dra. Domic.- Yo llegué al Marmottan en el 81

Antes había trabajado en otros centros Psiquiátricos en Francia, y me fui a Bolivia, donde trabajé en una institución para drogadictos. Conocía, por los escritos, a Oliviestein, siempre me interesó mucho.

Como trabajaba en Bolivia con drogadictos, cuando volví a Francia por un nuevo exilio, fui al Marmottan, a ver que se podía hacer ahí. Entonces Olievestein me dijo "mire, no puedo ofrecerle trabajo de inmediato"; le dije "no importa, quiero venir para ver, conocer". Me recibió muy bien. Le interesaba la experiencia que hice en Bolivia. Y por supuesto, a mí me interesó y me fascinó Marmottan en cuanto conocí la manera de trabajar.

No es fácil ubicarse, al principio, pero como yo no vengo de la Psiquiatría clásica, ya que había trabajado en Francia en la Institución fundada por Tosquelles, venía de una formación en psiquiatría institucional, con una presencia psicoanalítica.

Además, la problemática de la droga no me era extraña porque trabajé en Bolivia en esa institución y en la cárcel de Bolivia donde encontré a los toxicómanos, realmente, cuya mayoría eran cocainómanos.

En Bolivia, en esa época, era un sistema muy americanizado ya. La referencia era Naeta, los americanos venían. Y a mí, por supuesto, formada en Francia, no me adaptaba muy bien con ese tipo de trabajo. Propuse cosas, que me venían de Francia, de Oliviestein, que me parecían fundamentales: el trabajo con drogadictos, es necesario que sea voluntario. La persona debe venir al tratamiento por su propia voluntad. Cosa que no existía allá. Era completamente represivo.

Entonces cuando vine a Marmottan, ese fue el descubrimiento mas interesante y rico, y el trabajo apasionante de esa época, porque aquí, llegar a jóvenes que venían y decían "yo quiero parar la droga", y el tipo de acogida, de tratamiento, de recepción, que se hacía, era de una libertad absoluta. Una libertad y un respeto de lo que él querría hacer.

Es decir, la primera cosa que me pareció muy interesante de Oliviestein era que si este joven quiere drogarse, es su derecho, es problema de él, es una cuestión individual, personal. Vamos a acompañarlo porque viene y dice "quiero para esto".

Y ahí me parecía que era muy interesante hablar con los jóvenes. Ellos mismos contaban su historia, su trayectoria con la droga, sus dificultades, y el porqué, que es de una complejidad increíble. No es lo que la sociedad piensa.

Oliviestein crea Marmottan porque no está de acuerdo con lo que se quiere hacer con los drogadictos. Antes de Marmottan, es un psiquiatra, en un hospital psiquiátrico, y empiezan a llegar drogadictos a ese hospital, y él ve que los drogadictos no se quedan. Vienen para un tratamiento, traídos por la familia, por amigos, sobre todo la familia, pero no es una decisión de la persona. Lo que él ve es que ellos aceptan ingresar al hospital psiquiátrico, pero a los pocos días se fugan, se van. No se quedan. Entonces se aproxima a estos jóvenes para entender qué pasa.

Entre tanto había hecho también su tesis sobre el LSD.

El se da cuenta que se va a psiquiatrizar y se va a medicalizar un problema que no tiene que ver con lo médico y lo psiquiátrico. Y piensa que hay que crear algo específico, experimental, para conocer esta problemática.

En esa época murió una joven por la heroína. La sociedad estaba muy preocupada, y como él dice que hay que crear algo, le dan un edificio horrible que era un antiguo hospital donde se trabajaba con anestesistas y cirujanos, una cosa así. Y dicen "este quiere hacer algo, es un poco raro, un poco loco, va a tener un fracaso total, y se acabará la historia".

Pero no es así, porque justamente el hecho de decir que los jóvenes tienen que venir por su voluntad – él tiene una frase muy simpática, me parece, "los drogadictos votarán con sus pies", es decir, la aceptación de la existencia del Marmottan no es algo que se va a declarar en los papeles o en las palabras: si no vienen quiere decir que está bien, que no marcha esto; si vienen quiere decir que corresponde a lo que necesitan.

Me parece que eso es fundamental: que vengan. Con sus interrogaciones, con sus problemas. Y veremos que pasa, que hay que hacer con ellos.

Una de las primeras cosas que hace, también, en ese sentido, es tener como colaboradores a gente que tenía una práctica de drogadicción, exdrogadictos. Y ellos son los que reciben a las personas que vienen. Esa era una manera de evitar que la primera persona que van a encontrar sea el psiquiatra. En el Marmottan no es el psiquiatra, es el otro drogradicto que conoce el lenguaje del que viene, que sabe que si tiene las pupilas así está drogado en ese momento – el psiquiatra clásico no sabe de eso.

Y se trabaja con esa demanda: "si quiero parar la droga".

Auténtica demanda, y también imposible.

Durante un año se trabaja solo en consulta ambulatoria. Un año después se abre la parte que es el hospital. Es decir que pueden venir para hacer una internación ("sevrage") para parar la droga. Una pausa, diría. En el Marmottan hay la posibilidad de decir "paro; se que no voy a parar por toda la vida, y que no es lo principal". No es lo principal parar la droga.

Lo habrás escuchado en el coloquio, ese concepto que es el aprendizaje de la democracia psíquica.

Dejar la droga, pero ... porqué?. Que quiero ser? Quien quiero ser? Que motivaciones tengo en la vida? Porqué quiero dejar la droga? No se deja algo si no tienes otra cosa que va a ser mas interesante, mas fuerte, mas satisfactoria.

Durante un largo periodo es acompañar a la persona, sabiendo que van a haber recaídas, van a haber recaídas que son positivas – esto es otra cosa que aparece, el concepto de acompañamiento – es decir, no importa, este viene, para 8 dias - se utiliza un lenguaje que viene de los mismos toxicómanos, que inconscientemente tienen un conocimiento muy profundo de lo que hacen, y decían: "parar para volver a sentir la droga" – esa es una cuestión que me parece bastante fundamental. Imaginar que quieres parar pero no es para dejar, es para volver a comenzar. Ellos decían "para lavarse". Te "lavas", pero, para qué? Para volver a la droga, para sentirla. Porque cuando hay la dependencia, y otras cosas, le preguntas porque deja, y dicen "pues porque ya no me provoca mas placer", ya no hay mas efecto positivo, no hay mas esto y lo otro, y "ya no la siento". Entonces paran.

Y lo que se observaba clásicamente es que después de una hospitalizacion de 10 días, o algo así, irremiediablemente, lo primero que se hace es volver a una dosis de droga.

Pero a veces, ese es el proceso, y ese es el acompañamiento.

Dr. del Campo: Esta época era en los 80?

Dra. Domic: Si, en los 80.

Dr. del Campo: Ya se había acabado la época de la droga hippie

Dra. Domic: Si. Ya se entraba a otra época. En los 80 quedaba bastante del mayo 68. También hay que recordar que Marmottan es posible porque la sociedad estaba muy impregnada de ese movimiento que fue tan importante culturalmente, socialmente, para la mentalidad de la gente.

En esa época, lo que nosotros veíamos, todavía, era un rechazo a la sociedad, rechazo a la familia, a la vida burguesa. No era todavía un retorno a la naturaleza, el movimiento hippie, pero ya iba perdiendo en prestigio, se puede decir.

Y por eso los drogadictos de esa época – hay otra frase de Oliviestein conocida: "todos los toxicómanos son jóvenes bellos e inteligentes" – es decir, no eran los desposeídos de las barriadas, de los hijos de los inmigrantes. No, eran los hijos de los pequeños burgueses, de buena familia, que volvían de hacer su viaje a Katmandú, que volvían a la naturaleza, a la vida comunitaria, a la marihuana – mucha marihuana, por supuesto.

Dr. del Campo: Oliviestein defendió mucho – recuerdo uno de sus libros – todos los prejuicios que había sobre la marihuana.

Dra. Domic: Exacto, porque la marihuana era presentada en la sociedad como una droga que hacía del joven una persona sin voluntad y que era la causa de todos los males. Entonces él trataba de indicar que la marihuana era un problema, sí, de desmotivación para el joven, pero no provocaba trastornos psíquicos graves. Afectaba la voluntad del joven porque buscaba un escape en su vida o lo que fuera.

Esto, reduciendo todo lo que podía aparecer como conflictualidad psíquica de la persona.

Pienso que había una posición ética humanista y de cuestionar la sociedad.

Y en esa época, efectivamente, la familia era la familia clásica, que rechazaba al drogadicto. No se cuestionaba para nada lo que pasaba dentro de la familia. Los padres eran muy agresivos con Marmottan. Decían "pero Uds. no hacen nada; mi hijo es drogadicto, y Uds. no se ocupan. Porque no lo internan? Porque no lo curan? Porque no le dan medicamentos?" etc.

Y ahí aparece, efectivamente, una tendencia horrible, que es la del "Patriarca", que se instala y que va a salvar la vida de los jóvenes. Y entonces las familias mandan a los jóvenes al "Patriarca" ...

Dr. del Campo: .. que era una comunidad ...

Dra. Domic: Que era una comunidad represiva. Represiva y totalitaria, como decía Oliviestein.

El lo conoció a Lucien Elimaire, al principio. Incluso lo apoyó. Pero cuando se tornó una personalidad carismática y gurú que reprimía – porque la gente que iba a la comunidad no podía salir, se les quitaba el carnet de identidad, etc.

Pero las familias pagaban. Pagaban para deshacerse del joven.

Y Marmottan tenía una posición, en esa época – otra vez, otra frase de Oliviestein, que decía "en la familia hay un dominador y un dominado; nosotros defendemos al dominado".

El dominado era el drogadicto y el Marmottan era el lugar para el dominado.

Entonces no se recibía mucha gente.

Es con el tiempo que las cosas cambian y se reciben mas y más. Pero siempre aparte. Es decir, él no estuvo en contra de que se trate también a la familia, pero ayudó a una médica que hizo otra institución para los padres, para las familias, aparte del Marmottan.

Ahora existe una consulta para la familia, dentro del Marmottan, también. Pero al principio, era que el joven pueda venir de él mismo, por propia voluntad, y que no pueda interferir la palabra de los padres, porque se cortaba la relación de confianza.

En el momento en que el joven podía venir, decir todo lo que se le ocurría, cuanto consumía, cuanto gastaba, que hacía para conseguir la droga, como robaba, etc., etc., y que eso quedaba en una relación de confianza y de secreto profesional, respetado

Otra cuestión es que, existe el anonimato.

Hay tres cosas que existen en la ley francesa: el drogadicto puede internarse en los centros, voluntariamente, anónimamente, y gratuitamente. Es un servicio público.

Dr. del Campo: De que época es esa ley

Dra. Domic: Es la ley 1970.

Entonces se trabaja mucho con ese comportamiento ambivalente del drogadicto, violento, agresivo, trasgresor, etc. Y se empiezan a poner reglas institucionales.

Al principio todo era bastante comunitario. Oliviestein vivía en el Marmottan. Vivía 24 hs sobre 24 hs con los drogadictos, etc.

Dr. del Campo: Hacía reuniones?

Dra. Domic: Si, hacía reuniones, y se discutían las cosas, discusiones acaloradas ...

Dr. del Campo: con todos, sean ambulatorios, sean internos?

Dra. Domic: Si, si. Al principio era una confusión. Y poco a poco fue mas .... lo que se puede decir ahora, también, proteger a los profesionales.

Porque no se puede trabajar sin reglas institucionales.

Primero, una regla fundamental era: no se consumen drogas en el Marmottan.

Que es una regla transgredida, por supuesto. Pero no se consume droga en Marmottan, no hay violencia física ni verbal, ni hacia si mismo ni hacia los otros.

Y eso rompe la tradición del trabajo en psiquiatría, porque la persona que va ahí a autoagredirse, en una institución clásica, se trata de protegerla, de ver que pasa, etc., y en Marmottan, la persona que se autoagredía, se la ponía en la calle.

Dr. del Campo: Era motivo de expulsión?

Dra. Domic: Era motivo de expulsión.

El consumir la droga es una autoagresión. En toda historia de los drogadictos, ellos mismos lo dicen: "que quería yo? Qué pasaba?" Siempre aparece que lo que quería era morir: "ahora si me doy cuenta que quería morir; me mataba poco a poco". Era un especie de juego de muerte y vida. O "me destruía porque pensaba que mis padres no me querían", etc.

Toda la problemática afectiva del joven con la familia.

Entonces, parecían reglas muy rígidas pero que eran necesarias.

En la hospitalización, si se descubría que alguien estaba fumando, o que tenía las pupilas muy chicas, primero se trataba de hablar. Hay mucho diálogo, todo está basado en la relación de confianza y de palabra. Entonces, si encontraban a alguien, los enfermeros o los que fueran, se reunían con él, para decirle "mirá, me parece que has tomado droga", por supuesto, negación total, "pero no, lo que pasa es que tengo sueño", que "dormí mal" , etc. Pero el simple hecho de suponer, de tener esa apreciación de que había droga implica un "no se puede continuar contigo, te vas". "Y vuelves, dentro de poco si quieres, pero debe transcurrir el tiempo previsto de tu hospitalización".

Dr. del Campo: Es decir, otro paciente, otro drogadicto podía decir "fulano de tal consumió" , o fue violento?

Dra. Domic: Si, pero en general, esas cosas pasaban menos, porque aparece una especie de solidaridad, es difícil entre ellos acusar al otro, pero en la medida en que el ambiente está alterado, cuando hay alguien que consume, y los demás lo saben, pueden decirlo con un comportamiento diferente, mas agresivo, etc.

Dr. del Campo: El cuerpo profesional estaba compuesto por médicos, psiquiatras, enfermeros y exdrogadictos? Esa es la estructura?

Dra. Domic: Si, esa es la estructura. Y con asistentes sociales.

Dr. del Campo: Era interdisciplinaria?

Dra. Domic: Si, interdisciplinaria

Dr. del Campo: Psicólogos, había?

Dra. Domic: No. En esa época no. Ahora si hay una psicóloga que recibe a la familia.

Hay una tendencia mas bien a que el personal sea médico, médico psiquiatra. Ahora hay varios médicos generales.

Dr. del Campo: El exdrogadicto recibía alguna formación especial?

Dra. Domic: Al principio era una formación de hecho, que es la formación institucional, del trabajo de cada día, de asistir a las reuniones, el contacto con el personal, etc.

Ahora hay mas formación, pero no en el Marmottan. Según lo que ellos elijan pueden hacer una carrera de educadores, pueden hacer una formación de psicología, o bien una formación en una cosa que aquí en Francia se llama "intervenant en toxicomanie" (interviniente en toxicomanía). Es personal paramédico que trabaja en drogadicción.

Eso se formó después, con toda una asociación que es la Asociación Nacional de "intervenants en toxicomanie".

Dr. del Campo: La jerarquía siempre está marcada por el psiquiatra?

Dra. Domic: Si.

Dr. del Campo: No el psicoanalista, el psiquiatra?

Dra. Domic: El psiquiatra.

Dr. del Campo: El psicoanálisis ocupaba una parte de la cultura

Dra. Domic: Exacto. No había oposición al psicoanálisis. Había oposición a la psiquiatría clásica, a la medicina como representante de una casta, se puede decir, represiva, que quería resolver las cosas desde un ángulo completamente médico, de tratamiento farmacológico.

No había oposición al psicoanálisis porque era el dominio de la palabra, del inconsciente.

Oliviestein resumía eso diciendo "en el Marmottan no debe existir ninguna ideología dominante". Yo agregaría, salvo la de Oliviestein, porque el Marmottan está muy marcado por la filosofía y la concepción que él tenía del tratamiento de los toxicómanos, que yo diría que es mas humanista, muy pegado a los derechos de las personas, al respeto del individuo, a evitar y hacer que el médico y el psiquiatra y todo aquel que se ocupe de una persona que sufre – ese es el problema, el drogadicto es o delincuente o enfermo, según la ley, pero entre delincuente y enfermo, Oliviestein decía "hay que trabajar con la parte sana del drogadicto", es decir, es un individuo, es un ciudadano responsable de sus actos, y como es responsable de sus actos tiene deberes y derechos, y no se los pueden quitar, infantilizar, o reprimir, por algo que, claro, es tal vez una tragedia, un drama personal, por el que uno ha llegado a la droga, pero es una decisión voluntaria. No es que es la droga, que es tan fuerte, invencible, que es el diablo en persona que ha hecho que este pobre joven sea lo que es. Si no que es un acto voluntario, y tomar una jeringa, y plantarse una dosis de heroína en las venas, es una decisión voluntaria, aunque la primera vez haya sido un encuentro casual, un encuentro fortuito. Pero el hecho de que, el día siguiente, él mismo vaya a comprar, es muy diferente de una enfermedad. Una enfermedad uno la tiene y no sabe por qué, le llegó y te llega sin esperarla. Pero esto es un acto voluntario.

Por lo tanto también tiene que ser un acto voluntario decir "quiero dejar, quiero parar".

Dr. del Campo: Pero es ahí donde Oliviestein empieza a plantear la conjetura de la estructura pre-adictiva?

Dra. Domic: Exacto. Ahí es cuando aparece lo que él llama – y tomado de Lacan – el espejo roto.

Además, yo diría – traduzco Oliviestein a mi manera – además de ver una conflictualidad de tipo neurótica, también se ve una base estructural diferente. Es decir, hay psicóticos, hay psicópatas. Hay una conflitualidad mucho mas profunda.

Dr. del Campo: Recuerdo de Oliviestein que decía una cosa muy interesante del drogadicto "verdadero": que parece un psicótico pero no lo es, parece un perverso pero no lo es. "Parece" ....

Dra. Domic: Exacto. Ni, ni, ni, ni. "Es como ..., pero no".

Parece que fuera maniaco depresivo, pero no. Parece ... pero no!!

Eso es lo que se aprende con los drogadictos. ¿Que clasificación justa, adecuada, y que diagnóstico puedes hacer en un primer encuentro con el toxicomaníaco?

El primer día parece un histérico total. Al otro día es un depresivo que parece que si no lo medicas se suicida.

Es verdad que la droga oculta y esa es la función

Dr. del Campo: Yo noté una cosa que Oliviestein acentuó mucho en la estructura preadictiva, que es la incapacidad del no. Y la instantaneidad característica del espejo roto. Es decir, todo en el mismo momento.

Dra. Domic: Aquí y ahora. Y es verdad que en la clínica de los primeros años – ahora ya no lo veo tanto así - pero era impresionante ver un discurso tan bien estructurado, la persona que te exponía las razones por las que quería para la droga y que había que ayudarlo, etc. , todo tan perfectamente dicho, auténticamente dicho - y es verdad, en ese momento es sincero – y entonces le digo "mañana los hospitalizo, espere una hora, voy a llamar a un enfermero para organizar su hospitalización", y 5 minutos después desapareció.

Para volver 6 meses después.

Eso es instantaneidad. Ahí está la potencia y la impotencia de los médicos. Saber como esa pequeña dosis de polvo de heroína puede transformar en un instante, tu visión del mundo. Y eso no se puede negar. Hay que tratar de trabajar con ese factor.

Dr. del Campo: Cómo se lleva adelante la cura? Oliviestein pone mucho énfasis en el compromiso que debía tomar la persona que hacía la terapia con todo esto. El hablaba de terapia individual, nunca comunitaria.

Dra. Domic: Nunca.

Dr. del Campo: Eso no implicaba que no se hicieran reuniones.

Dra. Domic: Si, pero institucionales. Pero la terapia es la intersubjetividad. ¿Para qué estaban los extoxicómanos? No solo para ver, hacer un poco un balance de la persona que llega, pero también para decir qué terapeuta le conviene a ese que llega. "Se va a llevar bien con este porque le gusta poner los limites", o tal vez con otro "porque es más suave", más permisivo, etc. Es un poco ese también el papel del exdrogadicto: buscar y ver que tipo de terapeuta le conviene.

Claro que el drogadicto puede decir "no, a mi no me conviene este terapeuta, este psiquiatra". Esto es otra cosa fundamental que dice Oliviestein: él tiene el derecho de decir no, "con este no me va bien, cambio".

Dr. del Campo: Era importante ubicar donde estaba el deseo.

Dra. Domic: Exacto. Donde esta el deseo. Porque lo que tenía que producirse era un encuentro que, tal vez podía ser tan fuerte, tan importante, tal vez, como el que había ocurrido con la droga.

Dr. del Campo: Es el concepto de sustitución: el terapeuta viene a ser la sustitución de la droga, en vez de la metadona.

Dra. Domic: Exacto. El terapeuta debe ayudarte, según mi manera de ver. Y es lo que me sucede en una relación exitosa, digámoslo así, porque no a todos los drogadictos que he visto he podido acompañarlos bien. Pero hay algo que se siente y tienes que hacer que sea interesante – para el terapeuta también. ¿Porqué venir a ver regularmente una persona que te da qué? ¿Qué te da? Algo del deseo de descubrir otra cosa, de conocerte, de ver porque quieres dejar la droga.

¿Que es lo que vino a sustituir? La droga sustituye a algo, algo que falta, algo que faltó y que tal vez faltará siempre.

Dr. del Campo: Ese es el espejo roto: hay algo que falta, y en ese lugar de la falta debe venir el terapeuta. La diferencia entre Oliviestein con toda la corriente que es dominante, al menos en Argentina, es que la falta la conciben en término de falta como pecado.

Dra. Domic: Yo retomo la diferencia lingüística de esa palabra, porque "le manque", en francés quiere decir falta. Pero viene también de "manchot", manco, "mancare", en italiano. Pero en español es la falta.

Hay otra cuestión importante: hay un momento crucial que es el sufrimiento del toxicómano que se encuentra en esa situación de falta que falta (le manque qui manque). Es decir, al parar la droga, estas en un estado de falta (manque). Pero el sujeto desintoxicado está en una situación de falta de falta (manque de manque). El no sabe quizás qué es lo que le falta, pero está confrontado a esto que no se veía mientras estaba intoxicado con la droga, porque él venía a colmar una falta, una sustitución de algo que faltaba.

Dr. del Campo: Tomando lo que dice Oliviestein, sería la sustitución de una falta primera, que es imposible decir qué es lo que falta primariamente, y en su lugar viene la droga. Pero en lo que está en contra es con sustituirla con la metadona.

Dra. Domic: Exacto. Con la metadona sustituyes la droga, pero no la falta.

Dr. del Campo: Me parece que una cosa es descubrir que una persona ha usado una droga – sea cocaína, sea morfina – y que el uso de la droga es el paradigma de la falta como culpa, y otra cosa es el uso de la droga para tapar algo que falta, pero donde eso que falta no se sabe qué es. Me parece que eso es lo que Oliviestein ha tomado de Lacan. Lo que Lacan llama lo real, lo imposible a la palabra. Pero eso no quiere decir que no se haga sentir.

El drogadicto para la droga porque la droga lo lleva a un sufrimiento, entonces, para poder volver a obtener el placer de la droga, ahí puede ir encontrando elementos que puedan sustituir la droga. Sustituirla con qué? Sustituirla con lazos sociales nuevos.

Dra. Domic: Esa puede ser la causa de un sufrimiento, que quizás viene desde lejos, desde la infancia, que tuvo una gran dificultad a cread el lazo interpersonal.

Y de ahí que esta problemática se de sobre todo con el joven. Es una problemática profunda, psicoafectiva y sexual. Ahí la sexualidad tiene un lugar muy importante. Es la esencia de la problemática de la falta y de la imposibilidad de la relación, del encuentro con el otro.
La droga es un autoerotismo. En ese sentido, la masturbación es preferible, es menos peligrosa, menos terrificante, para el drogadicto, que la relación sexual.

Ahí hay que señalar la diferencia de esta problemática con una droga como la heroína, que para, anula, la sexualidad genital, por llamarla así. Pero no pasa lo mismo con la cocaína.

Hay una problemática subyacente, pero no es la misma.

Dr. del Campo: Bueno, una es excitante, en tanto la otra es alucinante, mejor dicho, quita la sensibilidad, el dolor, el sufrimiento.

Dra. Domic: Las dos quitan la sensibilidad. No te olvides que la cocaína es un anestésico potente.

Dr. del Campo: Pero el cocainómano, no se que cantidad de cocainómanos hay aca ...

Dra. Domic: Ahora yo tengo muchos, con esta historia de haberme dedicado y ser especialista ....

Dr. del Campo: Porque el cocainómano entra en la drogadicción lo que el dice es "cada vez tomo mas pero me deja duro", es decir, lo vuelve paranoico, y no hay mas placer

Dra. Domic: Es exactamente lo que pasa con la heroína, con las diferencias.

Para mí hay algo que se produce en esa dependencia a una droga – puede ser el alcohol, puede ser la cocaína, la heroína, la marihuana en casos de porcentajes de mayor concentración, es decir, la de ahora, que no es la misma marihuana que consumían los hippies – hay algo que en mi práctica, en mi experiencia, yo decía, "pero estos drogadictos de Marmottan son tan parecidos a los que vi en Bolivia" – tengo un artículo escrito sobre eso – bueno, no era la misma cultura, ni el mismo contexto socio-económico.

Es el mismo efecto, el mismo discurso, la misma problemática. La misma cuestión de la falta.

Y esta droga, cualquiera que sea, funciona como un sustituto, como una muleta, que sirve para algo, después de haber servido para mostrarte que el mundo es maravilloso, el primer tiempo, esa luna de miel fabulosa. Pero cuando se acaba esa luna de miel, empieza todo lo malo, todo lo feo, pero estas enganchado.

Dr. del Campo: Oliviestein dice que el drogadicto, "aparentemente, lo que busca, es el placer, pero que lo que busca es el sufrimiento.

Dra. Domic: También, porque es una manera de existir. Es la manera que él conoce mas, porque no ha conocido e l placer o no ha tenido vivencias emocionales positivas fuertes.

¿Que hay en la vida de un toxicómano? Abandono, traumatismos fuertes en la infancia, ese tipo de cosas que hacen que hay un masoquismo. Es un goce en el sufrimiento.

Y yo creo que ese mismo estado de falta (manque) es sentir ese cuerpo que existe. Existe en el dolor, sí, pero existe, por lo menos existe.

Cualquier droga es anestesiante. Entonces empieza a aparecer todo: dolor de cabeza, dolor de muela, en los músculos, en el estómago, etc.

Hay una distinción tonta, pero que hasta en la organización mundial de la salud se la ha manejado y se la ha repetido, esa diferenciación entre dependencia psíquica y dependencia física, no es así. La dependencia es siempre psicobiológica. Y la dependencia física es una expresión objetiva de una dependencia.

El tratamiento se basa en qué? En tratar de ayudar a la persona a salir de esa dependencia psíquica. Y por eso el tratamiento farmacológico, en Marmottan, o ha tenido, muy poco lugar.

Dr. del Campo: En Argentina, en estos momentos, el promedio de la gente que llega a internarse, está entre los 14 y 15 años. Y después ha habido un aumento muy grande de lo que se llama los pacientes duales, es decir los de doble diagnóstico: esquizofrénico y drogadicto.

Y percibí que habían desaparecido de la clínica los problemas melancólicos, y los problemas maníacos, que junto con la cocaína, quedaban como tapados.

En la ideología de la comunidad terapéutica la droga es la que introducía el mal. Y no se pensaba que había algo previo, que era la estructura preadictiva.

Dra. Domic: Aquí se ha comenzado a hablar de la "comodité", que es el diagnóstico del paciente dual. Yo pienso que también hay que tener cuidado porque es algo también que nos viene de América, de Estados Unidos, y es evidente que hay una personalidad, hay un tipo de patología, y la droga va a incrustarse en un tipo de personalidad perturbada por una mania-depresiva, por una esquizofrenia, una psicosis.

Dr. del Campo: Las patologías clásicas, las medican o no?

Dra. Domic: Si, claro. Es verdad que ha aumentado esa dualidad, y que antes se veía menos. Pero yo diría que se quería ver menos, también. Era también una posición ideológica. Puede ser un esquizofrénico, un psicótico, un delirante, pero lo que dice Oliviestein me parece importante - importante aunque se ha abusado institucionalmente, podríamos decir – y es que se ha despsiquiatrizado completamente el sufrimiento del toxicómano. Es decir que un toxicómano que venía a Marmottan, ante todo era un toxicómano. Y en mi experiencia personal, te puedo decir que era un factor positivo, era un factor movilizador. Hasta cierto punto. Ahí dependía del arte, de la inteligencia, de la fineza clínica del terapeuta. Si tu eras un psiquiatra fóbico que viene a trabajar con drogadictos porque no te interesa la psicosis, porque no soportas el delirio ni las alucinaciones, no lo quieres ver y no lo ves.

Lo cual correspondía muy bien a lo que quería el toxicómano. Porque qué es lo que pasaba? ¿Qué es lo que no soportaba un toxicómano en ese lugar? "Yo no soy loco". Y las experiencias de hospitales psiquiátricos eran las experiencias más horribles. Porque no se trata la persona en un hospital psiquiátrico. Se trata un síntoma, una desviación.

Y ellos veían eso.

Dr. del Campo: Pero luego de esa despsiquiatrización del toxicómano hay que poder hacer una diferencia entre el adicto y el dual.

Dra. Domic: Exacto. Y con estas nuevas formas de consumo de drogas, donde hay muchos estimulantes como cocaína, crack, extasis, etc., lo que digo es que hay que psiquiatrizar la toxicomanía, en el sentido de que hay que darle un lugar a la patología psíquica existente, para despsiquiatrizar mejor la actitud del psiquiatra.

Dr. del Campo: Uno de los problemas mas complicados que me trajo mi trabajo como director médico en el programa Andrés fue ver algo que había desaparecido de los consultorios, que era la manía. Yo me empecé a preguntar, "pero que pasó con la manía? Desapareció? Se quedó con Kraepelin?". Y resulta que la cocaína baja el nivel del maniaco.

Dra. Domic: Es cierto, lo calma. Tengo un cocainómano que me dice "a mí me calma".

Dr. del Campo: Bueno, resulta que había una cantidad de drogadictos maníacos que empezaron a quedar al desnudo. Y mientras eran esquizofrénicos o paranoicos, todo era aceptado, melancólicos también. Pero hipomaníacos ya empezaba a ser un insulto a los exdrogadictos que ocupaban cargos institucionales y que tienen un fuerte componente maníaco.

La droga frena al maníaco

Dra. Domic: Es interesante lo que dices, porque ahora estamos en un problema – que debes conocer, porque viene de los Estados Unidos – utilizan anfetaminas en tratamientos con niños hiperkinéticos. Pero la hiperkinesia ya es cualquier niño un poco movedizo.

Porque tiene un efecto calmante la vitalina.

Lo que nos preocupa a nosotros es que la vitalina va a ser un tratamiento como el valium antes, está poniéndose como una forma completamente psiquiatrizante. Y lo que no se sabe son las consecuencias a largo plazo de la vitalina. Cuando esos niños tengan 20 años, con toda la anfetamina que van a tener ....

Dr. del Campo: Es la misma situación de un maníaco que le das coca y el tipo puede descansar. Es un futuro maníaco.

Dra. Domic: Pensando en mi cocainómano maníaco, que es? Una manía? Cubre una depresión?

Dr. del Campo: Si fuera bipolar.

Yo he recurrido a Lithium como medicación terapéutica y diagnóstica, y en poco tiempo comenzaban a relatarme que por primera vez tenían la sensación de los ‘límites’. Yo le pregunta "vos tenes la sensación de que cuando hablas tenes punto y coma?". "Si, sabe que recién me doy cuenta de eso". Antes hablaba sin punto y coma.

Dra. Domic: Pero tu piensas que esta problemática bipolar es mas frecuente que la unipolar?

Dr. del Campo: Creo que la que pasa desapercibida es la unipolar. Es mas facil ver al bipolar por la depresión. Pero el mas frecuente es el hipomaníaco.

Parece un tipo muy alegre, lleno de vida.

Dr. del Campo: Pero este paciente que tengo ha hecho actos autopunitivos terribles. Pero el no tiene conciencia que detrás de esa manía hay una depresión, es un suicidario.

Hay una película que se hizo en el Marmottan, y este paciente mío, que esta presente en toda la institución, se enganchó en la película, y está ahí discutiendo con Oliviestein, y como le cuenta de su tentativa de suicidio Oliviestein le pregunta "porque hizo Ud. esas cosas tan horribles", de inyectarse ácido. Y él le dice, "tenía jugo de naranja al lado". Es decir, una negación inmediata.

Dr. del Campo: Si, no tienen registro.

Dra. Domic: Y cuando hablé con Oliviestein, después, y le pregunté que le pareció, me dijo "pero este es un suicidario total".

Pero el paciente es siempre sonrisa, habla con la secretaria, etc.

Dr. del Campo: Creo que ha habido en el Marmottan una nueva cultura psiquiátrica. No la cultura psiquiátrica asilar, sino una vuelta a la semiología clásica francesa.

Dra. Domic: Exacto. Además creo que ha habido otra cosa, que me parece importante, que es el valor automedical de la droga. Muchos pacientes que he visto, me parece que la droga – sobre todo la heroína, puede ser también la cocaína, pero tenemos menos experiencia, aquí en Francia – ha sido un tratamiento para muchos de ellos, que les ha evitado la depresión, que les ha quitado depresiones terribles, que les ha permitido hacer cosas en su vida, gracias a esta automedicación.

Dr. del Campo: Estamos totalmente de acuerdo: en los pacientes duales, la droga es una forma de automedicación.

Dra. Domic: Pero eso lo encuentras en todo tipo de patología. Un neurótico que está con sus inhibiciones, sus angustias, y se droga y se encuentra perfectamente. Y piensa "porque no lo descubrí antes?". Con esto puede ir a hablar, a piropear a una mujer, y toda una cantidad de cosas que le parecía imposible hacer.

Dr. del Campo: Yo tenía en tratamiento un muchacho de 20 años que tenía una esquizofrenia paranoide gravísima, con alucinaciones, y con esta mezcla de los efectos de la cocaína y la alucinación, a él le parecía mas atenuada la persecución que le generaba la cocaína que las alucinaciones propias de la esquizofrenia.

Dra. Domic: Tengo una paciente de hace muchos años, y durante mucho tiempo – bueno, ella consumía heroína y mucha anfetamina - tenía un estados terribles en que alucinaba, deliraba, pero siempre me decía algo que yo aceptaba: "no estoy loca, no? No estoy loca. O tu crees que estoy loca?". "Yo tomaba anfetaminas y por eso tengo delirios y alucinaciones". Todo era la anfetaminas. Para ella era mucho mas facil aceptar y decir que todo lo que aparecía era producto de la droga solamente.

Pasamos mucho tiempo, años, hasta que un día – porque ella tuvo, ya de niña, una experiencia de hospital psiquiátrico, la habían diagnosticado psicótica, etc., es decir, un pasado pesado - le digo, "mira, esas alucinaciones no son de las anfetaminas". Y me dice "que? Quiere decir que me vas a enviar al psiquiátrico? Quiere decir que estoy loca?". Le digo, "no, no estas loca, pero para mí esas alucinaciones no son de las anfetaminas. Personalmente, yo soy psiquiatra, y no tengo miedo a las alucinaciones que no vienen de las anfetaminas. Yo te puedo ayudar. Pero me parece que es importante para ti que reconozcas que esas alucinaciones no siempre se deben a las anfetaminas, que aparecen así, solas".

Se quedó perpleja. Pero es ahí donde digo: ser psiquiatra con la despsiquiatrización.

Entonces ahí le digo "tu me cuentas, cómo aparecen, cómo vienen, como desaparecen, y yo te propongo que hay que hacer". Y ella me dice "yo no tomo neurolépticos, nunca".

Fue una batalla hasta que ahora viene ella y me dice "bueno, dame un poco de Zoliat".

Entonces hemos llegado a un contrato. Le digo "toma como quieras, ya se que no las vas a tomar como yo te digo". Entonces ella regula. Y entonces ella me dice – y eso fue un momento muy interesante en la hospitalización – porque el enfermero dice "yo creo que está ya muy perturbada por sus alucinaciones" – era correcto lo que decía – y la paciente se enfureció y le dijo "pero tu no sabes nada, que te metes?", y aparte, a mí me dice "entre nosotras dos, estas alucinaciones no me molestan, son las otras las que no soporto".

Ves? La diferencia que hacía. Existían para ella las dos, sabía cuales eran provocadas ...

Dr. del Campo: Pero eso fue el resultado de tu intervención sobre de donde viene una y de donde viene otra.

Dra. Domic: Si. Eso la calma completamente. Y ahí empezó otro tipo de relación.

Ahora acepta que, al menos, el tiempo de la hospitalización, va a tomar sus neurolépticos todas las noches. Y que yo voy a decidir si hay que aumentar o bajar, con la confianza de que si le doy un poco mas no es para .....

Bueno, esa es la experiencia que tienen de la psiquiatrización. Lo primero que hace un psiquiatra clásico es darle neuroléptico antes de que hable.

Dr. del Campo: Yo diría que mas que el psiquiatra clásico, es una nueva formación psiquiátrica.

Dra. Domic: Es una nueva formación psiquiátrica. No se si nueva para mí, yo trabaje antes con adolescentes, con Toscquelles. Era un ambiente de una violencia 50 veces mayor que la que he conocido en el Marmottan. Porque no era la práctica de decir "hay que calmarlo" o que se yo. En la psiquiatría francesa él ha hecho una revolución, se puede decir.

Era una violencia terrible, pero todo era el diálogo, la comprensión, las reuniones, el club terapeutica.

Dr. del Campo: Que era el club terapéutico?

Dra. Domic: El club terapéutico era una institución muy linda. Es la base, el fundamento de la psiquiatría institucional psicoanalítica, es decir, lo que decíamos antes, curar la institución. Entonces se reunían todos. Y "todos" eran estos niños, jóvenes, delirantes, no delirantes, y con ellos se programaba la vida en la institución.

Dr. del Campo: Últimamente me he empezado a ocupar de lo que viene de mis maestros – como Pichon Riviere y Bleger – quienes se dedicaron a la problemática institucional. Y había algo que era común en los dos, aunque el que puso mas énfasis fue Bleger, quien decía que las instituciones suelen identificarse con aquellos que cura y que los que curan suelen identificarse con la patología de los que curan.

En otros términos, que no se pueden curar pacientes si no se cura la ética de la organización que pretende curar. Si no se cura la institución, los enfermos reaccionan a la patología de aquellos que quieren curarlos.

Dra. Domic: SI. Hay un aspecto de espejo

Dr. del Campo: Creo que esto está planteado por Oliviestein.

Dra. Domic: SI, si. Es una de las cosas que a mí me ha gustado mucho, quizás por una formación – ahí voy un poco mas lejos en mi formación – que es la de la psiquiatría soviética. Mi formación en Moscú me ha servido mucho en el sentido de que la literatura rusa, con Dostoieski, Chejov y otros, que te da un aprendizaje de la psicopatología y de la psicología humana, extraordinarios. En ruso hay una expresión, que es de Dostoieski, que implica un respeto al loco, a la locura, porque es el llamado de Dios. Era la parte místico religiosa que podría haberse perdido. Pero si yo puedo decir como era mi práctica psiquiátrica en Moscú, pese a la cantidad de neurolépticos, al pavlovismo y todas esas cosas que se conocen clásicas, en occidente, sobre Rusia, había una relación al enfermo mental con todo lo peor que puedes haber encontrado y con todo lo mejor. Y todo lo mejor es el hecho de que un ser humano tiene sus patologías, sus problemas, tanto como éste que está completamente delirante. Es decir, tu, en la persona que va a curar, también tienes tu parte de locura.

Y esa parte de locura hay que respetarla. Y eso es lo que he encontrado en Oliviestein.

Se cuenta una anécdota.

Cuando Oliviestein estaba de interno, joven, en el hospital psiquiátrico, se dice que un viejo psicótico, o esquizofrénico, que se yo, lo insultó, y le dijo "judío de mierda".

Y que hizo Oliviestein? Le dio un golpe en la cabeza, lo agredió al paciente. Y le dijo "loco, o no loco, no tienes porque ofenderme y no respetarme".

Y eso, se puede decir que se ha trasladado a Marmottan.

En esta película él cuenta lo que le pasó, y la verdad es que hemos vivido situaciones de violencia cotidiana, y él cuenta que todo el personal del Marmottan estaba muerto de miedo, y él también, frente a un toxicómano, enorme, fuerte, que le pedía medicamentos y que él no tenía que dar, no podía dar. Oliviestein le dijo "mira, estoy muerto de miedo, porque eres grande, fuerte, y puedes hacerme polvo, pero no te voy a dar nada de lo que me pides".

Y eso tuvo un efecto, cuenta él en la película, lo calmó, y fueron grandes amigos.

Y eso es verdad.

Con esa chica me pasaba eso también. Desde el momento que le dije "mira yo soy psiquiatra y yo ahí distingo tus alucinaciones", yo no diría que es trabajar con la parte sana. Es trabajar con la parte enferma también. Pero darle otro tipo de interpretación, otro tipo de oportunidad.

Dr. del Campo: La locura no te habilita a ser irresponsable, a decir cualquier cosa

Dra. Domic: Exacto. Eso es lo que decía Oliviestein: los drogadictos son víctimas de la droga, sí. Pero víctimas voluntarias. Por eso es que no se puede decir que no son responsables, que hay que hacer las cosas en lugar de ellos, etc.

No. "Tu quieres hospitalizarte? Estas de acuerdo con estas reglas que te vamos a imponer? Porque las vas a tener que respetar, y si las infliges, te echaremos".

Y cuando yo hacía turnos, eran momentos difíciles, porque descubres ese tipo de cosas siempre a medianoche.

Dr. del Campo: Hay una sutil diferencia, hay que tener una cierta capacidad para ubicar donde al otro se lo trata de ubicar como responsable, y donde la responsabilidad pasa a ser como una especie de culpabilización. Hay una variante donde se puede pasar de la responsabilidad a la culpa. Y eso creo que hace mucho a la diferencia de la ideología de la institución.

Por ejemplo, la ideología religiosa. La responsabilidad es culpa, es pecado. Vos te responsabilizas, pero no en el sentido humano ....

Dra. Domic: ... no, eres un pobre pecador.

Y ahí llega esa ideología caritativa que tienen las comunidades en Latinoamérica, no?

Es una de los cuestionamientos cotidianos, en Marmottan, de no ceder a ese tipo de desresponsabilización. Una desresponsabilización que se agrava mas y mas por el hecho de que ahora los toxicómanos no son los niños bien de otras épocas, sino que son pobres, hijos de inmigrantes, etc., y los jóvenes vienen con ese discurso, "la sociedad, yo no puedo trabajar, me llamo Mohamed, como quiere que me den un trabajo, y yo no tengo nada", etc. Y van a tocar la culpa del personal, del asistente social o del médico que va a decir, "si, pobre".

A mi pasó, un momento de transición, en mi práctica en Marmottan, que era cuando yo era mujer inmigrante, y que recibía a estos chicos de la inmigración argelina. Y venían estos chicos y me decían, "porque no me dan esto, y lo otro", y pidiéndole al asistente social que le busque trabajo, y casa, y una serie de demandas. Y querían agarrarme por el hecho de que podían ver mi identificación, y veían que yo era extranjera y mujer, cosa importante para esa cultura maghrebi. Yo sentía que había ahí algo, en la relación transferencial, algo se cortaba.

Cuando empecé a analizar, me di cuenta que esto me tocaba en la culpabilidad, y me tocaban tanto, porque yo los asimilaba a mis indiecitos pobres, y que se yo.

Un día le dije "que quieres Mohamed? No te llamas Dupont. No has nacido en Francia. Eres un inmigrante. No eres un francés. Pero tienes un lugar en esta sociedad? ¿Cómo se obtiene un lugar en la sociedad? Pelea por tu lugar, porque nadie te lo va a dar. Y justamente porque te llamas Mohamed tienes que pelear dos veces más. Que querías? Que fuera más fácil para ti? No!!". Y ahí empezó una especie de transformación en la relación y empecé a tener un montón de pacientes del Magrheb. Y antes no, porque para ellos, la imagen de la mujer que ha tenido éxito en su vida es algo muy violento. Pero como no lo compadecía ....

"Por supuesto que existe el racismo en Francia. Racismo, discriminación, etc. Pero que vas a hacer? Te pegas un tiro o peleas. ¿Cómo hacemos? Tu te sientes inteligente, capaz, etc.? Bueno, muéstralo. Muéstrate a ti mismo lo que puedes".

Y ahí cambiaba la relación.

Dr. del Campo: Oliviestein señala la pasión por anular la diferencia. Todo lo que es diferente me lastima y me daña. Me daña la diferencia sexual, me daña la diferencia social, la diferencia de clase, etc.

Lo que estas señalando es esa reivindicación de quien no soporta la diferencia.

Dra. Domic: Y para ser un poco mas lacaniano, no soporta la diferencia sexual. No hay una elaboración fuerte con una base sólida de la identidad sexual en el joven.

Dr. del Campo: Pasemos entonces a otro tema: ¿Cómo es la reinserción social?

Dra. Domic: Hay un concepto de Oliviestein que es el de cadena terapéutica. La cadena terapéutica quiere decir que existe una institución para una hospitalización, para un seguimiento ambulatorio. Pero también lugares de diferente tipo, lugares de albergue para los toxicómanos, para que continúen el tratamiento, continúen el distanciamiento de la droga, en especies de lugares lejos del ambiente.

Lo que se necesita es diversidad de estructuras. Pueden ser estructuras más cerradas o más abiertas, que sean mas estructurantes, u otros lugares menos coercitivos, menos rígidos, etc.

Todo eso fue desarrollándose con el tiempo.

Pero cuando aparece el SIDA aparece la importancia del medicamento.

El primer lugar de post cura que se abrió, por iniciativa del Marmottan, es, diría, un lugar de vida, donde los jóvenes van a certificar la salud, a reflexionar, a tomar distancia. Puede durar un tiempo determinado, un mes, dos.

Pero hay otras mas, de acuerdo a la problemática del drogadicto.

Y pueden ir de un lugar a otro de acuerdo al momento de cada persona.

Se crean estructuras para los que salen de la cárcel, por ejemplo. Son estructuras creadas, en general, a partir de médicos que han salido del Marmottan y que van a crear afuera esas estructuras. Por ejemplo, qué haces con la persona que sale de la cárcel? Personas que han caído en la cárcel por problemas con la droga. O gente que tiene otros problemas específicos. Por ejemplo, madres, toxicómanas, que tienen niños.

En Marmottan mismo apareció la necesidad de un servicio puramente médico, que debe ser aparte, para tratar los problemas somáticos: hepatitis, SIDA, otras enfermedades pulmonares, hígado, los dientes, los abscesos, etc. Tiene que estar aparte, porqué?

Porque el toxicómano nunca es bien recibido en ningún servicio médico. Porqué? Porque es toxicómano. Entonces hay un servicio médico, con médicos generalistas, que van a tratarlos. Es en el mismo edificio, pero por otra entrada. Y pueden venir incluso a buscar jeringas o a cambiar sus jeringas, y ese tipo de cosas. Pero es un espacio para tratar únicamente los problemas médicos.

Dr. del Campo: Por los sidóticos

Dra. Domic: No solamente. Pero fue a partir del SIDA. Pero ahí se descubre, o se toma conciencia, que hay una falta de servicios que tienen que inscribirse en una política de salud publica.

Ahí no se trata el problema de la droga, sino disminuir los daños. Por ejemplo, el problema de las jeringas, profilácticos, mujeres embarazadas, todo lo preventivo, una educación a la salud, se puede decir. Todo eso se lo trato en ese servicio médico.

Dr. del Campo: Una última pregunta que quiero hacerte. El Estado, de que modo trabaja respecto a la prevención primaria y a la reinserción?

Dra. Domic: Hay programas de prevención. Hay una política nueva – ahora acaba de salir un pequeño libro – hay un plan de los tres años de la misión interministerial de la lucha contra la toxicomanía, que tiene una tendencia, yo diría, bastante salud pública, sobre todo prevención.

La prevención primaria no es un fuerte de Francia. Creo que los ingleses tienen cosas mejores, los holandeses tiene cosas más audaces, diría. En Francia hay una especie de conservatismo. No se llega a hacer una buena prevención, a mi manera de ver.

En cambio, me parece que se hace una mejor prevención secundaria, por ejemplo.

Ahora se empieza con cosas más inteligentes. Antes eran cosas un poco intrusivas. Se comparaba la droga con la "mierda", cosas que creo que no eran muy pertinentes y que no han dado mucho resultado.

Ahora he visto cosas más inteligentes. Por ejemplo una serie de pequeños cortometrajes sobre las diferentes drogas y situaciones posibles, y son bastante correctas. Se los pasa por televisión, sobre el tabaco, el alcohol, que es la heroína, la dependencia, cuales son los problemas, etc. Pero dando la posibilidad, a la persona, que pueda decidir. No es una cuestión de imponer. La nueva política de la misión interministerial se define con una frase que es "saber mas para dañarse menos".

Entonces, se ha aceptado que la droga existe y existe. Es decir, que no hay sociedad sin drogas. Y que se va a actuar en ese sentido: que la gente esté mejor informada sobre los efectos, los daños, las posibilidades de pedir ayuda de diferente tipo, etc.

Aceptaron también el proyecto que yo presenté para trabajar sobre nuevos usos y nuevas drogas, y que nuevas posibilidades de ayuda para estos jóvenes que utilizan estos estimulantes, no de manera toxicomaníaca, como el heroinómano clásico que veíamos antes, y que además no tienen esa identidad - una de las reflexiones que hace Freda es sobre esa identidad "yo soy toxicómano", a mí me empezó a cuestionar esa problemática, porque los cocainómanos que empezábamos a ver en el Marmottan venían con una especie de desconfianza, de recelo. Lo primero que decían era "yo no soy toxicómano, pero tengo un problema con la cocaína" - entonces ahí aparece un trabajo de una reflexión clínica diferente, nueva. Hay que trabajar de otra manera el tipo de dependencia. Ahora se puede hablar de usos, abusos, y dependencias a la droga. No es solo la drogadependencia y se acabó.

Hay diferentes usos. Las fronteras son más cambiantes. Hay cocainómanos compulsivos que están durante 2 , 3 o 4 meses, y después paran, y ahí se acabó.

Con la cocaína es bastante frecuente este tipo de consumidores. Llegas a un tal estado de fatiga, de desastre psíquico y físico, que el cuerpo no te da más. Entonces hay que parar. Lo que yo digo es, proponer una pausa.

La persona que viene ya no es tampoco el que internábamos antes. Ahora, hay una especie de urgencia que es diferente. Y a veces son internaciones de dos o tres días nada más. Es un parate.

Y es lo que hacen, cuando tienen la posibilidad de hacerlo. Yo tengo cocainómanos que me dicen que para parar con la cocaína tienen que escapar de todo su medio, su trabajo, y van a ocultarse, que nadie sepa donde están, y se van a un hotel dos o tres días, sin salir, con sus somníferos. Pero para los que no pueden pagarse el hotel, debe ser el servicio médico público el que ofrezca la posibilidad de hospitalizar para que baje esta compulsividad.

Dr. del Campo: Zorca, todo mi agradecimiento por todo este valioso testimonio

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 13 - Julio 2001
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